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La doble imagen del Congreso

Fecha Publicación: 24/02/2019 - 21:15
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Uno de los tantos problemas que tiene el Congreso es que la población no distingue entre la actividad individual de los congresistas y el trabajo que hace el Parlamento en su conjunto. Si un congresista se porta mal en su vida privada, el costo negativo de ese comportamiento lo asume toda la institución de Congreso, pero ¿qué pasa si el congresista se porta bien y no da opción al escándalo? La respuesta es nada, él pasara desapercibido.

Dirán ustedes ¿qué sucede con los proyectos de ley que presenta el congresista, las mociones, su trabajo parlamentario que hace diariamente y en la semana de representación? ¿Acaso eso no es importante? La respuesta es: claro que lo es, sin embargo nadie se entera de esas cosas, porque simplemente ese esfuerzo no es “atractivamente mediático”.

Pues bien, eso que pasa con los congresistas también pasa por el Congreso. Estoy seguro que ustedes aplauden por ejemplo que la entrada a los museos de todo el país sea gratuita una vez al mes. Esa ley fue aprobada por el Congreso; sin embargo, nadie lo sabe. Así por el estilo, existen otras normas que son importantes y buenas para el país, pero la población no las conoce. Es aquí donde la imagen individual del congresista se confunde y opaca la labor que hace el Congreso en su conjunto.

No es que el trabajo de las oficinas ligadas a la información y comunicación del Parlamento sean malos –además la oficina de prensa no es la única, también está el Fondo Editorial, la Oficina de Participación Ciudadana, entre otras–, lo que pasa es que la estrategia de comunicación del Congreso es tímida, al no querer usas plataformas modernas de difusión masiva para el trabajo que hace en su conjunto el Congreso.

Sin embargo, también las bancadas parlamentarias tienen vela en este entierro. La responsabilidad de fortalecer el trabajo parlamentario radica en demostrar al país que el Congreso es parte de la democracia y que la democracia es importante y vital para el desarrollo de la nación.

Las bancadas parlamentarias deberían ser convocadas para tratar la percepción del trabajo del Congreso en la ciudadanía. Hacer que la población distinga entre la conducta individual del congresista y el trabajo conjunto de la institución es vital para ello. Para todo esto, hay que ser intrépido y tener la sagacidad para romper con los moldes anticuados que aún mantiene el Congreso.

JOSÉ CEVASCO

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