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La farsa de Escazú

Fecha Publicación: 19/08/2022 - 22:58
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Se ha creado una narrativa bucólica sobre el Acuerdo de Escazú. Una mentira empaquetada con sensiblería infantil que apela a nuestros sentimientos por conservar la naturaleza, el verdor, el aire puro, el mar y su fauna, los glaciares, las cumbres andinas, el centro de origen de diversas especies de alimentos, los secretos que encierran las plantas y gigantes árboles de la Amazonía. La Amazonía, ese territorio donde habitan los descendientes de los primeros pobladores de nuestra América, guardando sus tradiciones, creencias y valiosos conocimientos, al igual que esos pueblos altoandinos que aún viven del trueque. Compatriotas con su música replicando el canto de las aves, de la lluvia cayendo sobre las hojas y las piedras, con sus propios sueños y esperanzas. ¿Quién con el espíritu limpio y la capacidad adánica de sorprenderse con tanta belleza y magia no quisiera conservar y proteger este paraíso de paisajes y ecosistemas que es el Perú?

Ocurre que el Acuerdo de Escazú no sirve, es un documento de la malintencionada burocracia globalista, una propuesta peligrosa que intenta interferir con la soberanía y la seguridad jurídica de nuestros países sobre territorios cuyo cuidado y desarrollo equilibrado depende solo de sus habitantes, incluidos los indígenas que transhuman las selvas y viven en lo más alto de las montañas. Porque ellos tienen derecho a solicitar o rechazar un puente, un túnel, alguna obra civil y para eso nuestro ordenamiento legal y de la mayoría de la región, cuenta ya con la consulta previa.

Lo de Escazú roba derechos a los pueblos originarios porque como están planteadas las cosas, será una ONG la que decida si lo que desean está afectando el ambiente o lo que cada país requiere para su desarrollo es incompatible con lo verde. Además, aplicará un principio precautorio y dictará una medida cautelar de la Comisión Interamericana.

Si alguien acusa al presidente Castillo, de traición a la patria por gritar “mar para Bolivia” en una reunión, cuando ni siquiera era candidato, pues que encierren a los peruanos que impulsan la abominación que le roba soberanía al Perú sobre todo su territorio, especialmente el 70% de Amazonía, nuestra gran despensa de alimentos del futuro.

Resulta curioso que la progre-zurda tan chillona contra las grandes potencias, pretenda ahora dejar en manos de éstas las decisiones sobre nuestro suelo patrio y los inmensos recursos naturales que alberga. Todo con la dulce historia de conservar los ecosistemas en beneficios de las futuras generaciones, mientras sus pares promueven el aborto, es decir el asesinato de buena parte de esos niños por venir.

Como explica el analista Ángel Delgado, en entrevista con La Razón: “Este acuerdo no beneficia en nada al país, porque al internacionalizar las decisiones sobre el medio ambiente y de las controversias limítrofes peruanas, éstas se van a resolver en foros internacionales. Y nuestra Amazonía devendría en “patrimonio común de la humanidad”.

Como conservacionista, considero que el Congreso Nacional debería tirar ese ‘Acuerdo’ al tacho, ¡ya! No hay nada que debatir.

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