La forma guarda el fondo

Durante los 80, al iniciar mi andar por el Congreso, era común escuchar la frase “no se ajusta al reglamento”, en clara alusión a la importancia de respetar las normas en las decisiones políticas que se tomaban en el Pleno o en las comisiones. Los funcionarios del Congreso eran celosos guardianes de la aplicación de las normas reglamentarias.
Durante los 90, ya en el Congreso unicameral, los funcionarios también nos preocupábamos para que se cumpla el reglamento del Congreso, y cuando a algún congresista se le ocurría alguna interpretación “antojadiza” sobre las reglas de funcionamiento del Congreso, nosotros lo encaminábamos en la senda correcta de la aplicación del marco normativo que gobernaba la institución congresal.
Pero también es justo decir que eran las minorías congresales las mayores celosas de la aplicación del reglamento, ya que estaban vigilantes de que la mayoría parlamentaria no vulnere las reglas con su voto mayoritario. Muchas veces me visitaban los parlamentarios de la oposición o minoría para pedirme explicaciones sobre la aplicación del reglamento, como también me visitaban los parlamentarios de la mayoría para consultarme si lo que iban a hacer estaba dentro de la correcta aplicación del reglamento.
La prensa también tenía su rol. Los cronistas parlamentarios me visitaban para preguntarme sobre la correcta aplicación del reglamento. En resumen, los funcionarios, parlamentarios y los cronistas parlamentarios nos preocupábamos para que las decisiones políticas que se tomaban en el Pleno del Congreso o en las comisiones ordinarias estén dentro de los procedimientos establecidos en el Reglamento del Congreso.
No sé en qué momento se rompieron estas buenas prácticas. Ahora lo que se percibe es que algunos congresistas, como también algunos funcionarios del Congreso, lo que buscan es “sacarle la vuelta al reglamento”.
Durante los últimos años hemos visto, por ejemplo, cómo en el procedimiento de censura para los ministros se pretende vulnerar el debido proceso, intentando censurar a un ministro sin previamente escucharlo en el Pleno del Congreso mediante una invitación o una interpelación. El reglamento es claro: “La moción de censura la pueden plantear los congresistas luego de la interpelación, de la concurrencia de los ministros para informar…”, y aquí no hay nada que interpretar. Algunos dicen que es suficiente que un ministro informe en una comisión para presentar la censura, y están errados, ya que una comisión no es el Pleno del Congreso
La forma guarda el fondo es algo que también nos enseñaron los antiguos funcionarios del Congreso.

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