La importancia de la experiencia en la política: un llamado a la continuidad
No soy de los que creen que, cuando un exministro, un exparlamentario o un exgobernante dejan de serlo, deben salir de la esfera política y abandonar el aparato estatal, dejando de lado su experiencia para irse a la actividad privada.
La experiencia adquirida por quienes han tenido un cargo de elección popular o de designación en un puesto de confianza es escasa y, desde el punto de vista político, sería un desperdicio para el aparato estatal o para las entidades políticas deshacerse de ellos.
En esta lógica, teníamos, hasta antes de la actual Constitución, a los expresidentes de la República como senadores vitalicios, figura que permitía que los expresidentes participaran en los debates del Senado para transmitir sus experiencias y evitar que se aprobasen normas que ya habían resultado inútiles de aplicar.
Lo mismo ocurre con exparlamentarios que trabajan en las oficinas de los grupos parlamentarios como asesores, transmitiendo en sus respectivas bancadas sus conocimientos adquiridos durante su época como legisladores. Sabemos que los nuevos parlamentarios, muchos de ellos sin experiencia, deben tener a su lado a personas capacitadas en los quehaceres parlamentarios para evitar errores en el contenido de las leyes y conocer, sobre todo, la dinámica política dentro del Parlamento.
Bajo una perspectiva estratégica, no me parece mal que los exministros de Estado trabajen en otros cargos para el gobierno, ni que los exalcaldes lo hagan en otras municipalidades. Nos quejamos de la falta de experiencia de los gobernantes, y es un contrasentido que las personas que ya han adquirido experiencia salgan de la esfera de gobierno y utilicen ese conocimiento en actividades privadas. Más aún, cuando existen leyes que prohíben, por un tiempo determinado, que quienes han trabajado en cargos de confianza del gobierno puedan trabajar en actividades privadas ligadas a sus cargos anteriores.
En esta lógica, existe ahora la reelección de parlamentarios, justamente para que la experiencia y los conocimientos adquiridos puedan ir fortaleciendo a las personas en la búsqueda del político profesional que anhelamos, aquellos que creen que el político no debe ser un improvisado, sino que debe ser el resultado de una carrera y, de manera meritocrática, pueda ir ascendiendo en los puestos políticos, siempre y cuando tengan la confianza de la población.
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