La justicia trae la paz

Desprestigiados en grado sumo, los ciudadanos que vienen a Lima a manifestarse en contra del abuso del poder y la injusticia en el manejo del Gobierno, de los recursos naturales que se asientan en sus tierras, vienen, a pesar de los infames apelativos de delincuentes, violentistas, terroristas, y de las amenazas presidenciales de más muertos por cuestionar la autoridad de un Estado que se ve a sí mismo en un espejismo, como impoluto y sólido en la defensa de la “democracia”, en tanto, los peruanos conscientes, lo vemos, tal cual es, con las ropas raídas y vergonzantes de las dictaduras, manchadas de sangre inocente, de traición a la Patria y de corrupción.

Como si la sangre de nuestros héroes inmortalizada en nuestra bandera hubiera caído desde el Cielo para mezclarse con la sangre de los cuerpos de los peruanos que claman por Justicia, que están dispuestos a morir defendiendo al Perú, en manos de policías y militares que juraron defender la Patria, y les disparan por el “delito de protestar” contra los dueños del poder de turno, con balas apátridas de cobardía y de vergüenza.

Una marcha por la paz pretende presentar a los que protestan como promotores de violencia, induciendo la idea que no protestar es de aquellos que buscan la paz.

Cómo no protestar, cuando nos han impuesto un gobierno que comulga con el infierno, y nos impone los planes de destrucción de los colonizadores del gobierno mundial y del Foro de Davos, bajo abyectos objetivos encubiertos de la agenda 2030, para patentar el despojo de nuestras riquezas y patrimonio convertido burlescamente en “universal”.

Cómo no protestar, cuando nos han hecho víctimas de un genocidio por falsas vacunas forzadas, y jueces y fiscales, congresistas y demás autoridades, son cómplices con su encubrimiento, silencio, o inacción.

Cómo no protestar, cuando todos los Poderes del Estado celebran los pactos con el diablo que está firmando el Gobierno, para exterminar a la población peruana y abdicar de nuestra soberanía mediante pacto con la OMS; para destruir nuestra agricultura, y entregar nuestras 200 millas marítimas para entrar al gran fraude del club de París (OCDE).

Cómo no protestar, si han pisoteado la Constitución y las leyes para mantenernos sin derechos, para encarcelar un presidente imputándole delitos que no cometió y flagrancia en la que jamás estuvo.

Los equivocados precursores de la paz debieran leer Isaías 32:17 “Y el fruto de la Justicia será la paz, y la labor de la Justicia, reposo y seguridad para siempre".

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