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La maquinaria antiaprista sufre un nuevo revés

Fecha Publicación: 24/02/2019 - 21:05
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Es innegable que durante gran parte de estos 18 años de retorno a la democracia –tras el lodazal fujimontesinista– ha gobernado en el Perú una suerte de neo oligarquía, que podríamos resumir acotadamente como la "constructocracia", o régimen de las grandes constructoras peruanas, las aliadas de las corruptas megafirmas brasileñas; esta coalición ha buscado controlar la política local y a sus actores para obtener contratos lesivos para los intereses nacionales, mediante los cuales siguieron engrosando sus ganancias. Este conglomerado ejerce inmensa influencia sobre la prensa mayoritaria, a la que está unida mediante acciones y participación empresarial. Apalancándose con estos elementos y con las consultorías, allá donde consiguen espacios de poder en el aparato del Estado, han logrado tener de fieles empleados a los llamados "caviares", quienes hoy son los principales defensores del establishment y la exclusión. La izquierda criolla y oligárquica ha pasado hoy en día a no ser más que un brazo armado de los intereses mercantiles.

La excepción a todo este esquema desde 2001 ha sido sin duda el gobierno del Apra y de Alan García, quien instauró una política de austeridad y de eficiencia en la lucha contra la pobreza y el desarrollo de infraestructura vial, eléctrica, de agua, de salud y de educación; del crecimiento en general. Fue una etapa en donde se pusieron por encima los intereses colectivos por sobre cualquier negocio o prebenda de cualquier grupo privado. Una etapa en la que se recortó la publicidad estatal en medios de comunicación privados, que luego con Humala se multiplicaría casi por 10. El único espacio temporal en el cual podemos decir que existió un partido político de verdad  que, de una forma u otra, sostuviera la idea de lo que se tenía que hacer al frente del Ejecutivo y no siguiera la agenda del “Club de la Construcción".

Todo esto ha provocado que la unidad de los actores mencionados líneas arriba, formen una bien afinada y renovada maquinaria antiaprista –similar a la de décadas pasadas– que estuvo estos días deseosa de que las investigaciones por el caso Lava Jato dieran cuenta de una inconducta de García, tras lo cual iban a enfilar todos los cañones mediáticos que poseen para borrarnos de la escena permanentemente, aplastados por sus titulares y reportajes. No ha pasado nada similar, más bien las consorciadas peruanas han sido las más afectadas por la visita de los fiscales a Brasil, de las cuales ya podemos afirmar que han sido claramente corruptoras y corruptas.

La inmensa y renovada maquinaria antiaprista ha sufrido un potente y nuevo revés. Es el inicio del fin para su coalición. Pronto quedará en evidencia también la corrupción de su caudillo y protector, Martín Vizcarra.

Enrique Valderrama Peña

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