La Mesa Directiva y el miopismo
Mañana martes el Congreso estará eligiendo a la Mesa Directiva para el año 2022-2023. El escenario de las negociaciones de los grupos parlamentarios ha sido complicado y ha dejado entrever lo endeble que son las agrupaciones políticas representadas en el Congreso ante un proceso electoral interno, cuando no hay formación política en las personas que conforman las listas que los partidos políticos ofrecen a la población para las candidaturas congresales.
Grupos parlamentarios divididos y falta de palabra para respetar los acuerdos políticos por conseguir un cargo en la Mesa Directiva, han sido las características de estas negociaciones.
Algunas agrupaciones del llamado grupo democrático son los grandes perdedores ante la opinión pública, porque su visión-país de salvaguarda de los valores democráticos ha sido obnubilado por el deseo de tener un cargo en la Mesa Directiva y han preferido dividirse y dejar de lado el comportamiento coherente que los ha caracterizado durante el año legislativo que pasó.
En otros casos, parlamentarios han dejado sus bancadas porque no fueron postulados para el cargo de presidente del Congreso, lo que demuestra que habría poca resistencia emocional a las crisis políticas demostrando que no están capacitados para administrarse ellos ni administrar un poder del Estado, donde lo último que se debe hacer es “patear el tablero” cuando no prosperan las propuestas personales.
El buen político antepone sus apetitos personalísimos ante el bienestar general. La unidad es el eje básico para la construcción del poder y su permanencia en él. Aquí es donde se recuerda con nostalgia a los políticos profesionales que hoy no tenemos en el Congreso, acostumbrados a negociar políticamente contra la corriente sin exhibirse y “taponeándose la boca” cuando las cosas no salen como deseaban. La reserva de las negociaciones políticas y la discreción es una regla primaria de la política que cuaja al político para asumir compromisos mayores.
Al parecer, los grupos parlamentarios o los congresistas que han dejado el bloque democrático han perdido de vista que las agrupaciones de izquierda lo que pretenden es tener por lo menos dos vicepresidencias para tener cierto manejo en la agenda del Congreso y persuadir con dádivas administrativas en algunos congresistas e incidir en los votos para una probable vacancia del presidente Castillo.
Si lo que está en el párrafo anterior no ha sido evaluado, interpreto que estamos ante parlamentarios con miopía política ya que no ven con claridad lo que se aproxima en el mediano y largo plazo.
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