La narrativa opositora: un viaje sin héroe
Desde los inicios de la lucha contra el vizcarrismo y el perulibrismo, ‘la oposición’ ha tenido siempre historias interesantes que contar. Si no era el golpismo de Martín Vizcarra al cerrar el Congreso, era la crítica a la incapacidad su gobierno frente a la pandemia y la destrucción del empleo, la defensa de la decisión de la vacancia, la defensa de candidatos en la elección presidencial, la campaña contra la amenaza comunista de Perú Libre, y la denuncia del gobierno corrupto de Pedro Castillo. Sin embargo, cada vez se siente más la falta de tracción que la derecha tiene para captar la atención de sus oyentes. ¿Qué está pasando? ¿Ha dejado de ser grave la situación? Ni mucho menos.
La oposición carece de una buena historia que contar porque la lucha contra el gobierno corrupto de Pedro Castillo se ha sostenido en el tiempo sin una resolución clara por ya casi un año y medio. En anteriores pugnas, la derecha siempre tuvo la ventaja de que rápidamente surgían acontecimientos cambiantes y giros narrativos que mantenían al espectador atento a los siguientes sucesos. Hoy no. La administración del maestro chotano sólo parece oscurecerse cada vez más, acumulando carpetas fiscales, y la derecha continúa en una actitud de indignación creciente creyendo que alzando más la voz recibirá un mayor apoyo ciudadano. Pienso que la población lo que percibe es una decepción de su capacidad para resolver el problema.
Margaret Thatcher decía: “tener poder es como ser una dama, si necesitas repetir que lo eres, es que no lo eres”. La oposición continúa repitiendo amenazas y actuando con un nivel de confrontación como si esta tuviese realmente el poder. La realidad es que el pacto de gobierno ya está definido: Pedro Castillo, la izquierda de su partido, los Niños, y los caudillos corruptos de “centro”, son la coalición que sostiene el poder vigente. Para quien está fuera de la política, la oposición es vista como nada más que un grupo disidente haciendo berrinche contra un statu quo del cual no es parte, ni ha sido invitado. Sobreestiman su relevancia para la ciudadanía neutral, y siguen considerando que discursos hipertrofiados inclinarán la balanza a su favor.
En técnica narrativa se conoce al “viaje del héroe” como un esquema sobre el cual una historia se construye. El héroe tiene una partida, transcurre por una historia que lo transforma, y tras ser finalmente cambiado por las circunstancias vividas llega a un desenlace. Esto es lo que tiene una buena historia, que mantiene atentos a los observadores a los hechos que el devenir político nos arroja. Los ‘héroes’ de la oposición han sido: el congreso 2016-2019, el de 2020-2021, De Soto, López Aliaga, Keiko Fujimori, y así sucesivamente… Pero ¿quién es el héroe hoy? ¿es algún personaje de la oposición? No lo es. La narrativa es simplemente la creación de un ‘antihéroe’ llamado Pedro Castillo. No existe ‘héroe’ en la oposición.
Todos los reflectores están puestos en el Gobierno, a tal punto que lo único relevante para el ciudadano es lo que haga o deje de hacer Castillo. Esto lo único que produce es que sea él quien conduzca los hilos de la historia que los peruanos presenciamos. La historia actualmente es aburrida: es un gobierno corrupto que nadie lo puede sacar, mientras que la oposición sigue diciendo hace casi 17 meses que ‘ahorita’ lo sacan, porque es un ‘impresentable’. Y a Castillo por supuesto que le conviene que su historia sea lo más aburrida posible. Si la oposición no encuentra pronto a un ‘héroe’ que defender y que sea el actor principal de los próximos sucesos políticos, estará destinada al fracaso y a la decepción de quienes confiaron en ella.
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