La política, la comida y los festines que no existen
La comida no es un asunto indiferente a la política y se usa como herramienta para conseguir acuerdos y realizar conversaciones que pueden solucionar problemas del más alto calibre. Cristo la usaba también en sus propósitos y lograba acercarse a los publicanos y pecadores y ante la crítica de los fariseos Jesús contestó “ Los sanos no tienen necesidad del médico, sino los enfermos” dándonos a entender que para lograr los acuerdos era necesario hablar con la “oposición” y no con las personas que estaban sanas es decir sus seguidores.
En el Congreso que es la meca de la política la comida es una gran herramienta y son los salones del parlamento así como su comedor los lugares adecuados para la toma de acuedos políticos.
La semana pasada nuevamente la comida fue el centro de las criticas contra el Congreso y los medios de comunicación pusieron sus reflectores al concurso para la conseción del Comedor manifestando que el monto calculado para las atenciones a los parlamentarios, empleados y asuntos protocolares era muy elevado y que ese monto cubria buffets y grandes comilonas y festines para los congresistas. Esa interpretación de algunos medios de comunicación es totalmente falsa y tendenciosa para desacreditar una vez más al Congreso y quiero aprovechar esta columna para explicar las cosas.
Los proceso de concesión del restaurante del Congreso tiene que considerar todos los provables consumos que podría haber en un período de dos o tres años aclarando que sólo se paga lo que se consume. En segundo lugar los parlamentarios reciben un menú los días de pleno porque ellos pagan su comida toda la semana y que durante los sesiones de Comisiones los parlamentarios e invitados se les atiende con agua y quizás un paquete de galletas. Lo mismo sucede en la Junta de Portavoces y Consejo Directivo que dependiendo de las circunstancias también se les ofrece jugos de frutas y cafés.
Como ex Oficial Mayor tengo el deber de informar lo que sucede dentro del Congreso ya que no toda la población tiene acceso a la información real.
Lo cierto es que siempre ha existido comedor para Congresistas y que dada la importancia de la comida en los asuntos políticos los comedores existirán por siempre. No seamos fariseos ni publicanos en hacer críticas duras contra el Congreso creando leyendas urbanas que son alejadas de la realidad y que buscan desacreditar a la institución parlamentaria.
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