La verdad sobre el asesinato de Jaime Cerrón, padre de Vladimir Cerrón

Vladimir Cerrón, sentenciado por corrupción, dueño de “Perú Libre”, investigado por terrorismo por la fiscalía en Huánuco y soporte vital del ya impopular gobierno de Castillo, en su deseo de avanzar con su estrategia política de asedio a la democracia ha visitado a un ex diputado aprista, Carlos Roca, pretendiendo hacer notar a la opinión pública y a la militancia del Partido de Haya de la Torre y de Alan García, que cada vez más peruanos comparten el anhelo de la Asamblea Constituyente.
Debemos recordar que Cerrón ha sido siempre un odiador del Apra, al extremo de acusar a los apristas de haber asesinado a su padre, el dirigente ultra radical Jaime Cerrón, a inicios de la década de los 90. Por lo tanto, es necesario aclarar cómo murió el señor Jaime Cerrón, cuestión que he podido recoger de múltiples testimonios en Junín.
Durante la década de los 80, en la cual el terrorismo crecía en el país, la Universidad Nacional de Centro del Perú era un foco importante de formación de cuadros subversivos, tanto de Sendero Luminoso como del MRTA. Ambos movimientos se disputaban la supremacía del control no sólo de la universidad, sino de las actividades de terror en Huancayo y alrededores. El MRTA tenía en ese entonces a Luis Aguilar Romaní como un dirigente de bases importante, mientras que Jaime Cerrón, profesor universitario e ideólogo comunista, era lo propio en Sendero Luminoso. Luis Aguilar fue el personaje que, entre otras actividades, organizó y lideró la invasión de grandes extensiones de terrenos en el distrito de El Tambo (Huancayo), que luego pasarían a ser el asentamiento humano “Justicia, paz y vida”, hecho que le dio protagonismo ante sus huestes, pero también deseo de revancha por parte de los senderistas, que habían quedado fuera de la jugada. Así, los seguidores del “Camarada Gonzalo” consideraron oportuno y conveniente liquidar a tan audazmente impertinente contendor político, y asesinaron a sangre fría a Luis Aguilar como parte del arreglo de cuentas en la “disputa” por el liderazgo comunista en el centro del país.
Como era de esperarse, este crimen no quedaría impune. El MRTA decidió vengar la muerte de Aguilar, por lo tanto, había que buscar un adversario senderista a fin de materializar la vendetta. Así, decidieron que el ajusticiado debía ser el profesor Cerrón Palomino. Poco tiempo después, un comando de aniquilamiento del MRTA lo ajustició a balazos en plena vía pública. La viuda de Jaime Cerrón (madre del hoy sentenciado por negociación incompatible), quien también es profesora, comunista y militante activa del marxismo-leninismo, decide enviar a Cuba a su hijo Vladimir, quien estudia medicina durante la década de los 90, pero sobre todo se capacita ideológicamente para, en la década siguiente, ingresar al ambiente político peruano, postulando a la región Junín el 2010; es resto es historia conocida.
De manera que cuando el señor Cerrón pretende culpar al Apra por la muerte de su padre, se resiste a reconocer que ese hecho fue el producto de un ajuste de cuentas entre dos grupos terroristas por el liderazgo en el centro del Perú. Por lo tanto, visitar a Roca Cáceres, no solo es un acto contradictorio, sino de cinismo barato. Una jugada más para ir rompiendo las resistencias al avance de su estrategia. Vladimir Cerrón sabe que sus acusaciones al PAP sobre este crimen son mentiras. De otra forma no se entiende cómo podría posar sonriente en una foto con un discípulo de Haya de la Torre, un alumno del fundador del partido al que acusa de haber asesinado a su progenitor...

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