Las bestias rojas
Una cosa es respetar la ideología ajena y muy distinto tolerar la imbecilidad de la progresía global que destruye pequeños y grandes negocios, incendia templos, saquea hasta tiendas de postres y vandaliza monumentos, dejando como firma la hoz y el martillo. Occidente y su tradición judeocristiana están bajo amenaza, también el libre mercado, la propiedad privada y el imperio de la ley.
El antifascismo (Antifa) –movimiento terrorista global– aprovecha para sus fines, el idealismo rebelde de la juventud, los traumas infantiles irresueltos y el “correctismo político” de un puñado de libertarios culposos. Un profesor universitario peruano tuiteó sugiriendo que había que deshacernos de la escultura de Cristóbal Colón porque perpetúa las visiones coloniales. Con esa “lógica” podríamos decir que Machu Picchu encarna la expansión militar de los incas en la región, que esclavizó y arrasó cada población encontrada a su paso. ¿Dinamitamos Machu Picchu por encarnar el imperialismo inca y como protesta por la violencia policial que desencadenó la muerte del afroamericano George Floyd? ¡Ya pues!
El miércoles siete personas fueron detenidas, en Miami, durante una protesta por la muerte de Floyd, tras pintar de rojo, la hoz y el martillo y un puño alzado sobre una estatua de Cristóbal Colón y otra de Juan Ponce de León, descubridor de Florida. En Estados Unidos una estatua de Abraham Lincoln, el presidente republicano que abolió la esclavitud en 1853, fue destruida por los “indignados” del caso Floyd. ¿Alguien entiende eso? Sincronizadamente, alrededor del mundo, se vandalizaron estatuas de figuras históricas como Winston Churchill, quien durante la II Guerra Mundial encarnó la resistencia de Gran Bretaña contra el nazismo de Hitler.
Nadie debe sufrir abuso policial ni de otro tipo, pero tampoco debe aprovecharse políticamente la tragedia. A Floyd se le ha rendido honores como si de un héroe se tratase, olvidando sus antecedentes criminales: pasó cinco veces por la cárcel, la última en 2009 cuando intentó robar una casa donde amenazó con pistola a una bebé de un año amedrentando, así, a la madre.
Según una nota escasamente difundida por CNN, “un informe preliminar de toxicología encontró niveles moderados de fentanilo y metanfetamina” en el cadáver de Floyd.