ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Las élites empresariales en la política capturan al Estado, generan corrupción y desigualdad

Fecha Publicación: 11/12/2019 - 21:40
Escucha esta nota

Miguel Serna y Eduardo Bottinelli, en “El poder fáctico de las élites empresariales en la política latinoamericana: Un estudio comparado de ocho países”, revelan que las formas y el grado de influencia del empresariado, incluidos los de izquierda -19%- y los de derecha -31%- alcanzan un 89% en los gobiernos nacionales y 81% en los parlamentos, con el objetivo de beneficiar sus intereses, capturar y controlar los espacios de poder político, posesionándose en asesorías, cargos ministeriales y en la alta burocracia estatal.

Los autores nos revelan que sólo el 32% de los expertos académicos entrevistados estaría satisfecho con la democracia, y un 26% confiaría en las instituciones públicas; que el 23% de los parlamentos estarían ocupados por empresarios urbanos y rurales, comerciantes y ejecutivos.

Sería a través del financiamiento de campañas electorales, lobbies y cabildeos, que influencian, obteniendo preferencias, beneficios, incentivos, exoneraciones fiscales, licitaciones, ejecución de obras y servicios públicos. Se han identificado zonas de conflictos entre lo público y privado –corrupción- que favorecerían intereses privados, en el ámbito nacional y subnacional: el financiamiento irregular de campañas electorales; el acceso privilegiado a licitaciones y sobrevaloración en obras y servicios públicos; incentivos, exoneración y evasión tributaria; desvío de fondos públicos; lavado de activos, entre otros.

En Argentina y Uruguay, se percibe menor la participación política del empresariado, siendo las élites políticas más permeables a las demandas sociales, destacando el 67% de satisfacción con la democracia, confianza en las instituciones políticas y sociales, a diferencia de Brasil y México donde los niveles de satisfacción son considerablemente menores. Brasil, Perú, Colombia y Chile arrojaron los índices más altos, en relación con la influencia gubernamental y congresal de las élites empresariales. En México y El Salvador el empresariado alcanzaría los más altos grados de influencia en las campañas electorales, mientras que, en El Salvador, lo sería en presencia y participación política parlamentaria.

Hermanos peruanos, en Latinoamérica, como en el Perú, convivimos con la corrupción y la impunidad. Será la tarea del siguiente Parlamento construir y consolidar un muro normativo infranqueable que claramente limite la política de los negocios. Además, deberemos convencernos que el financiamiento estatal de los partidos políticos es necesario, así como lo es su reforma, modernización y democratización… ¡Los partidos políticos deberán descaudillarse!

Quijotes, sabemos que la vida es como es y no como debería ser; y sabemos quién es quién en la política; pero, mientras paulatinamente logramos erradicar el lumpen de la política, en las próximas elecciones no votemos por Los Innecesarios, por los de siempre, votemos por los jóvenes, por los mejores ciudadanos.

¡Jubilación Política Ya!