Las guerras y el retorno a la barbarie
La historia de la humanidad está marcada por guerras, invasiones y genocidios, la mayoría de ellos impulsados por afanes de dominio, acaparamiento de poder y defensa de intereses políticos o económicos. En muchos casos, también por las ambiciones personales de dictadores. A pesar de los avances del ser humano en los campos cultural, político, educativo, tecnológico y jurídico, y a pesar de las modernas formas de convivencia colectiva, persiste una fuerza indestructible: la vocación autodestructiva de nuestra especie.
La modernidad, que debía elevar el nivel de civilización, especialmente en las élites gobernantes, hoy muestra un peligroso retorno a la barbarie. En pleno siglo XXI, las contiendas bélicas siguen causando verdaderos holocaustos y genocidios contra personas inocentes, especialmente niños, quienes, sin comprender las causas de los conflictos, sufren directamente sus consecuencias. Son víctimas de guerras inhumanas, injustificadas y crueles, que solo provocan muertes masivas a diario.
La tecnología militar moderna, combinada con el pensamiento genocida de líderes como Vladimir Putin, Benjamín Netanyahu, los terroristas de Hamás o el ayatolá iraní, amenaza con superar incluso las cifras trágicas de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Para ellos, los medios pacíficos no existen: solo conciben la destrucción como solución a los conflictos.
En octubre de 2023, la situación en Gaza se convirtió en una mancha imborrable en la conciencia colectiva. Más de 2.360 niños murieron y 5.364 resultaron heridos por los incesantes bombardeos, con un promedio de más de 400 niños muertos o heridos por día. Más de 30 menores israelíes también fallecieron, y decenas permanecen secuestrados en la Franja de Gaza. Se vivió una escalada de violencia que provocó desplazamientos masivos, escasez extrema de alimentos, agua y medicinas, y ataques a hospitales y escuelas.
Cisjordania no fue ajena al horror. En el mismo período, se registraron casi 100 palestinos muertos —28 de ellos niños— y al menos 160 menores heridos. El nivel de violencia contra la infancia alcanzó su punto más alto.
En abril de 2025, tras la ruptura de un alto al fuego, murieron 322 niños más en Gaza, y se reportaron 609 heridos adicionales.
Otro conflicto que refleja la inhumanidad de nuestros tiempos es la guerra entre Rusia y Ucrania. La Misión de Observación de Derechos Humanos de la ONU en Ucrania documentó 12,500 civiles muertos y más de 28,000 heridos. En abril de 2025, se registraron 909 soldados ucranianos muertos. Las cifras totales actualizadas estiman 46,000 muertos y 380,000 heridos.
A este panorama se suman los recientes ataques de Irán contra Israel y la respuesta militar israelí. Otra guerra que promete más muerte y desesperanza.
Los recursos multimillonarios que financian estas guerras podrían haber servido para erradicar el hambre infantil o combatir la pobreza extrema. Pero parece que para los líderes del mundo, es más rentable apostar por la muerte que por la vida.
La paz es una aspiración legítima de los pueblos, pero la lucha por el poder y la insaciable sed de destrucción amenazan con llevarnos, una vez más, a la extinción del género humano.
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