Las negociaciones y los acuerdos políticos

Ayer circuló en redes sociales una fotografía en la que se muestra la conversación privada entre un congresista y un líder político cuya bancada lidera el Congreso en el que el primero le pide, a cambio de su voto, para su grupo parlamentario la Comisión de Presupuesto. Los comentarios en las redes sociales fueron de diverso calibre y dejaron traslucir mucha ignorancia de algunos de ellos. En primer lugar, hay que tener en cuenta que el parlamento del Perú está fragmentado en 13 bancadas, haciendo obligatorio el proceso de negociación política, lo que no tiene nada de malo. Las negociaciones, políticas y no políticas, se caracterizan por ser un proceso de búsqueda de acuerdos con ofertas y demandas por las partes que intervienen en la negociación. En este sentido, el parlamento no es la excepción y los grupos políticos están en su derecho en realizar pedidos, en este caso para las presidencias de las Comisiones, las cuales como saben se distribuyen proporcionalmente entre las bancadas. Por otro lado, la conversación que realizó el parlamentario con el líder político, que no es congresista, tampoco tiene nada de malo, porque los líderes partidarios deben y están obligados a tener una relación con sus bancadas; lo malo es cuando los partidos políticos no tienen relación con sus bancadas. Además, el reglamento del Congreso dice que las bancadas se originan de los ciudadanos electos de los partidos que participaron en el proceso electoral. En las redes sociales, sin embargo, algunos ciudadanos comentaban con adjetivos irrepetibles, como si la conversación fuese un pecado mortal digno de estar en el infierno a perpetuidad. Ello denota que dichos ciudadanos de política saben poco y no saben que la política es la búsqueda de acuerdos mediante las negociaciones entre grupos de personas que deben convivir en un mismo espacio. Por otro lado, creo que tampoco se deben ventilar conversaciones privadas desconociendo los derechos individuales y menos para ser usados como “grandes” descubrimientos con interpretaciones malignas que nada de bien les hacen a los procesos políticos legítimos. No me gusta que algunos sectores traten de hacer creer que la política es sucia y negativa y que los políticos somos hijos de Satanás. Los medios de comunicación y las personas gozamos de libertades consagradas en la Constitución que nace producto de negociaciones políticas que luego terminan con acuerdo en el pleno del Congreso.

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