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«Lawfare» y periodistas sicarios

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Fecha Publicación: 21/06/2024 - 22:50
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En nuestro país la “lawfare” se ha normalizado. Detrás están las oenegés zurdas con sus fiscales digitados y los comunistas filo terroristas, con la colaboración de periodistas sicarios capaces de lanzar un tiro de gracia, para sentir una falsa y pasajera sensación de poder. Encerraron en tres oportunidades a Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular, y cercaron al dos veces presidente Alan García hasta empujarlo a quitarse la vida. Eso es pasado pero no terminó.

A las persecuciones judiciales contra las autoridades se suma ahora el reglaje, evidente, a los ministros del actual gobierno. Sabemos que la presidente Dina Boluarte al dejar el poder enfrentará una serie de imputaciones. Ahora quieren lo propio para todos los ministros. Se busca abrirle carpetas fiscales, por lo que sea.

El cuento es algo así: un ministro se detiene en una pastelería para tomarse un café, al rato llega, casualmente, un alto funcionario y es invitado por el ministro a sentarse con él, conversando sobre asuntos banales. Por desdicha aparece una periodista-paparazzi-operadora-política y piensa lo peor. No se atreve a acercarse, pero usa su móvil para grabar la “reunión clandestina” de ambas autoridades que, probablemente, conversaban sobre los problemas que dan los hijos cuando llegan a la adolescencia. Pero corre la bola, la periodista de televisión llama a la que trabaja en un diario afín, con más años y experiencia. La ‘noticia’ rueda y el fortuito encuentro se transforma primero en chisme y de pronto resulta siendo una conspiración para disolver el Congreso o lo que sea, y van salpimentando la situación de boca a oreja y a otra oreja y así.

El asesor sobón de algún legislador o legisladora comunista, del partido con el que llegó Dina Boluarte a vicepresidenta, pero que ahora la odia, por haber asumido la presidencia constitucionalmente tras el golpe de Castillo. Para el rojerío perucho la Constitución y la democracia son un corsé insoportable que les asfixia. Entonces él o la comunista congresal busca quién pueda pedir ‘por transparencia’ informar qué se trató en esa reunión del ministro y el funcionario, un encuentro que fue casual. ¿Y quién puede ayudar con eso? Una oenegé zurda, para tratar de que se le abra una carpeta a esas autoridades.

Lo extraño es que los periodistas sicarios sean tan cortos de entendimiento como para creer que otros periodistas no nos hemos dado cuenta de su juego, que los tenemos identificados porque Barranco nos es muy familiar. Y, pues, conocemos dónde y con quiénes chelean, que hay uno que otro becario Santander o de cualquier otra institución representante del capitalismo que repudian. Lo más inexplicable es que se auto perciban demócratas, cuando más bien son una amenaza.

Ser funcionales a la judicialización de la política es peligroso al impedir hacer política libremente; además erosionan la vital separación de poderes.
El periodismo cae en lo más bajo al hacer reglaje a las autoridades para darle municiones a los comunistas.

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