Liderazgo y el estratégico frente interno

He notado que muchos de los políticos en actividad y altos funcionarios del Estado no generan un liderazgo genuino entre sus subordinados, haciendo notar el poder del cargo antes de hacer notar el poder del líder carismático. Es probable que el ejercicio del poder del cargo que se aplica de manera vertical, con fuerza y cuyas órdenes se deben cumplir “sin dudas ni murmuraciones” no generen en sus colaboradores un clima adecuado en el plano laboral ni tampoco en el personal. La fuerza en el ejercicio del poder tiene “su momento y su tiempo” y no puede usarse a cada rato porque genera en el equipo de trabajo temor y antipatía, lo cual puede generarle al político un pago de factura demasiado alto.
El gobernante o político en ejercicio si es un buen líder tiene que saber guardar las formas ante cualquier persona, pero más aun entre el equipo de colaboradores inmediatos que dicho en cristiano “serán aquellos que le guarden las espaldas”.
El gobernante debe interiorizar que sus colaboradores inmediatos guardan “secretos” e información confidencial y que ante el hartazgo podrían ser deslizadas hacia los medios de comunicación generándole al político un alto costo y el alejamiento probable sin retorno del cargo político que ocupa.

Le liderazgo carismático tiene implícita la buena comunicación y ve en el equipo inmediato de trabajo primero a las personas antes que ver a un trabajador más. Las técnicas del liderazgo carismático empiezan con llamar a las personas por su nombre, usar las palabras por favor y siempre decir la palabra mágica que no cuesta nada; “gracias”.
Las consideraciones con el equipo de trabajo debe tomar en cuenta inclusive los problemas familiares, ya que un colaborador no podrá estar concentrado al cien por ciento en su trabajo si su mente está pensando en el problema personal o familiar no resuelto. Por ello es conveniente que el político que ejerce el poder le diga al trabajador “si gustas tómate unos días para resolver tu problema y luego regresas”, de esa forma el político se ganará el agradecimiento eterno, será valorado como una buena persona y también hará que el trabajador regrese con más ganas de hacer mejor las cosas y de seguro será también “un buen guardián” de la espalda del político.
Los políticos deben saber conquistar estratégicamente su frente interno que será uno de los pilares del frente externo.

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