Lo económico y lo social
Muchas veces nos presentan la problemática económica y social en las antípodas, incluso nos la pintan como si lo social y económico estuviesen en contraposición o conflicto, cuando son dos temas que van juntos, que es un error separarlos y, por ello preferible es tratar la situación “socioeconómica”.
Hay quienes se ufanan de los logros económicos, lo que puede ser muy encomiable pero insuficiente. En efecto, nos hemos acostumbrado a ensalzar el exitoso derrotero económico de nuestro país en los últimos años. No niego que exista razones poderosas para resaltar la reducción del déficit fiscal, la estabilidad monetaria, la mejor recaudación de tributos, incluidos impuestos y contribuciones, el grado de inversión, la calificación de riesgo país, la mayor disponibilidad económica y financiera para obras de infraestructura, las inversiones privadas y públicas, el desarrollo del Perú profundo, el crecimiento del PBI y la mejora en muchos índices de calificación económica.
Al otro lado hay quienes permanentemente se quejan porque no hay suficientes inversiones, porque la generación de puestos de trabajo es insatisfactoria, porque hay millones de personas que están en la pobreza o en la pobreza extrema, porque la salud prestada desde el Estado deja mucho que desear, porque hay miles de escuelas en deplorable estado pero que van al unísono con la calidad de la enseñanza, porque millones de compatriotas no tienen servicios básicos como agua potable, desagüe y electricidad, porque la inseguridad en nuestras calles es indescriptible y más que peligrosísima y, así podríamos seguir y seguir hasta el cansancio.
Lo cierto es que, con la mejora económica del país, se ha contribuido a la reducción de la pobreza, al incremento del empleo, al mayor poder adquisitivo de las familias, al aumento de las inversiones, a mayor número de personas que son atendidas por los servicios públicos de salud y educación, a la ampliación de la clase media que consume bienes y servicios y, en general, al mejor estándar de vida.
Sin embargo y penosamente, la mejoría económica no ha ido a la par o de la mano con la mejora social, pues mientras la primera ha estado en acelerado proceso, la segunda ha caminado a menor velocidad y no a trompicones como algunos desubicados piensan.
Cierto es que lo deseable es que las mejorías económicas y sociales vayan unidas, debiendo reconocer que las tres últimas décadas de ascenso económico del Perú, no lo hayan sido. Por ello, es necesario poner mayor impulso y atención a los aspectos sociales, dando más posibilidades de satisfacción de necesidades básicas a quienes no la tienen, esmerándonos en la calidad de los servicios sanitarios y educativos, generando más puestos de trabajo, facilitando las inversiones que son las que los promueven y demandan.
Lo que no se debe hacer es ocuparse solamente de lo social, puesto que, sino se recorre un buen sendero económico, inexorablemente se destruirá el aparato productivo que es de donde se obtienen los recursos tributarios para todo lo demás. Lo económico y lo social juntos.
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