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Lo sabemos: hay que embanderar

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Fecha Publicación: 16/07/2020 - 21:00
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Todos sabemos que en las festividades por el aniversario patrio de cada 28 de julio, tenemos que colocar la bandera peruana en toda edificación, sea pública como privada, como homenaje a nuestro país y en recuerdo de los héroes que lograron nuestra independencia de la corona española.

No se trata de colocar la bandera de cualquier forma, sino respetuosamente para que ella flamee y, todos sabemos de esa obligación patriótica, por dos motivos, el primero porque lo ordena disposición legal general, para ser cumplida en toda la República, y el segundo porque es una costumbre de cerca de doscientos años.

Por lo antes expuesto, no comprendemos el afán de los alcaldes de dictar todos los años la misma disposición de rango provincial o distrital, recordándonos una obligación que no necesitamos que sea recordada, pues no solo la llevamos en el cerebro, sino lo más importante: la conservamos en el corazón.

Probablemente a los alcaldes les guste, error, les encante, ver sus nombres perennizados en algún edicto u ordenanza municipal, en que conste el deber de embanderamiento al que nos hemos referido, pero el “gustito” de los municipios le cuesta al país y a los ciudadanos, pues como decía un ex ministro de Economía y Finanzas, “no hay lonche gratis”.

Si el municipio es de algún distrito de la Capital de la República o de la Provincia Constitucional del Callao, el dispositivo municipal de embanderamiento se publica en el diario oficial “El Peruano” y si es de distritos de provincias diferentes a las aludidas, normalmente se publica en el diario encargado del avisaje judicial, además de algún otro periódico.

Nada de lo expuesto es gratis, los municipios le pagan a los diarios donde se hacen las publicaciones oficiales, y los recursos que se emplean para ello salen de la tributación que pagamos los vecinos a nuestras municipalidades, a las cuales usualmente no les alcanzan sus recursos y constantemente están extendiendo la mano para ayuda financiera, a los gobiernos regionales y al gobierno nacional.

Pero aun en el caso que no les costase a los municipios, un solo real la publicación, no olvidemos que los diarios son de papel, el papel se importa y cuesta, tenemos que utilizar nuestras divisas y ello afecta nuestra balanza comercial, sin olvidar que el papel sale de los recursos forestales, los que se deben cuidar en este mundo tan despreocupado de lo que es la protección del medio ambiente. Por si acaso no nos referimos al inconveniente Acuerdo de Escazú.

Esta breve exposición debe también llevarnos a reflexionar sobre la conveniencia de buscar alternativas a la organización distrital de nuestras ciudades, en que se repiten, probablemente para el solaz de los alcaldes distritales, las ordenanzas y edictos de los municipios provinciales, lo que nos lleva, por ejemplo en Lima, a tener más de 40 reglamentos de mercados, de anuncios en vías públicas, de ornato y de cuantas cosas se les ocurra a los imaginativos pero no siempre eficientes alcaldes.