Los aviones deben comprarse de inmediato
El Perú está en vísperas de comprar 24 aviones militares a un costo de 3,500 millones de dólares. Eso tenemos que celebrarlo y apoyarlo. Las voces críticas sobre el monto de la inversión (no gasto) son ridículas. Primero, porque el Estado tiene un presupuesto ya establecido y provisionado, de modo que no se trata de una improvisación o desembolso que afecte a otros rubros. Segundo, porque es pura sensiblería aquello de que con ese dinero se podrían hacer hospitales, saneamientos ambientales, colegios, etc. Sí, claro, con algunos millones de dólares se pueden hacer muchas obras de diverso tipo; pero la compra de equipos para la defensa nacional está entre las prioridades máximas del país. El Perú, pese a sus complicaciones internas, es una potencia emergente. Su nivel de desarrollo intermedio y las grandes inversiones en infraestructura que se están haciendo como, entre otras, el megapuerto de Chancay, necesitan ser protegidas. En el ámbito regional estamos militarmente muy por debajo de los países vecinos; sin embargo, la historia nos ha demostrado una y mil veces que la única forma de preservar la heredad territorial es contar con una capacidad disuasiva real. Debemos tener una hipótesis de conflicto simultáneo resuelta con Chile y Bolivia, así como con el Ecuador e inclusive Colombia. Y estos no son “juegos de guerra” sino proyecciones de seguridad elementales. Además, hay urgencia en cuanto a la necesidad de cambiar de matriz estratégica. Hasta hoy dependíamos del abastecimiento ruso para la aeronáutica con los Shukoi (los Mirage franceses ya están muy antiguos); pero la guerra ruso-ucraniana ha demostrado que esa dependencia no nos asegura el abastecimiento pronto y oportuno de partes y piezas, así como tampoco de las innovaciones para la guerra electrónica. De modo que buscar otras alternativas en Francia, Noruega, Corea del Sur y Estados Unidos tiene plena lógica. Ahora, los modelos y equipamiento que finalmente se decida adquirir dependerán de la capacidad de evaluación de los especialistas en este tipo de armas. Y hasta el momento no hay ninguna duda de que tenemos profesionales involucrados en la evaluación. Por ello rechazamos la campaña de un medio de comunicación que se basa en informes de la inteligencia chilena, la cual busca echar sombras al proceso de compra para afectar las capacidades y el buen nombre de la Fuerza Aérea del Perú, sumiéndolas en el fango de una controversia politiquera que no debemos permitir.
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