Los Gustavos y la estrategia del orgullo nacionalista
No son pocos los líderes políticos que han utilizado el nacionalismo para ganar popularidad y consolidar su poder. En el siglo XX, Benito Mussolini enfatizó un fuerte nacionalismo italiano, exaltando la identidad para movilizar y unificar a la población. También lo hizo Adolf Hitler, quien utilizó intensamente el nacionalismo alemán, promoviendo la supremacía racial y la restauración del honor, especialmente después de la Primera Guerra Mundial. Lo mismo hizo Stalin en Rusia y Franco en España.
América Latina no ha sido la excepción en la aplicación de estas prácticas: Getúlio Vargas en Brasil, durante los años 30 y 50; Juan Domingo Perón en Argentina; y también el dictador Gustavo Rojas Pinilla en Colombia, durante los años 50, promoviendo el nacionalismo frente a movimientos internos.
Y ahora, nuevamente en el siglo XXI, otro Gustavo y colombiano, pero de apellido Petro, pretende usar estas prácticas perversas para desenfocar sus graves problemas políticos internos, orientándolos hacia los asuntos fronterizos con el Perú, seguramente como parte de su campaña electoral para 2026.
En materia de estrategia política, no existe un nombre específico para definir lo que está haciendo ahora Gustavo Petro y los otros líderes cuyos ejemplos he mencionado en el primer párrafo de esta columna; sin embargo, podríamos llamarlo “Manipulación Política del Orgullo Patrio”, y sería la utilización de mensajes, símbolos y discursos que buscan despertar o exagerar sentimientos nacionalistas, con el objetivo de ganar apoyo, justificar acciones o consolidar el poder.
Esta estrategia, que viene usando el otro Gustavo —recordemos que el expresidente colombiano Gustavo Rojas Pinilla la empleó en los años 50—, también podría jugarle a favor a nuestra presidenta Dina Boluarte, ya que ella, al defender nuestra soberanía, estaría logrando que la opinión pública, los medios de comunicación y el Congreso se unan bajo un solo sentimiento “nacionalista”, y nos olvidemos un poco de lo que viene ocurriendo dentro de nuestras fronteras.
Otra persona que se favorecería con esta corriente nacionalista sería la fiscal de la Nación y otros jefes de instituciones, que tendrán una corriente nacionalista en el ojo de la tormenta, desviando el foco de atención de los problemas internos que tengan.
Es decir, que la estrategia de Manipulación Política del Orgullo Patrio no es un asunto nuevo en la política; basta con revisar la historia del Imperio romano, donde se dieron las primeras prácticas distractivas y guerras para consolidar el poder interno.
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.