Los mejores antipolíticos
La semana pasada fuimos testigos una vez más del enfrentamiento entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y las demás instituciones con rango constitucional por causa de la inmunidad parlamentaria y el derecho del antejuicio.
Al parecer los partidos políticos y los políticos se están convirtiendo en los mejores antipolíticos. Las marchas y contramarchas, las decisiones tomadas con el “hígado” e impulsivamente, entre otras, son las razones del por qué cada vez más personas miran a la clase política con recelo e ira.
Sin entrar al debate si el Congreso o el resto de las instituciones tienen la razón, lo importante para mí es llamar la atención sobre las conductas públicas de la clase política, representada no solo por el Parlamento, sino por todos los actores que forman parte del escenario político-público del país.
La última confrontación no le hizo bien a nadie y menos al sistema democrático; el mal llamado “beneficio” de la inmunidad parlamentaria y el antejuicio político de los miembros del Poder Ejecutivo, Judicial y altos funcionarios públicos, son las garantías que la Constitución del Estado establece para que exista un equilibrio de poderes y todos estén protegidos contra las presiones políticas y así puedan ejercer el trabajo que la propia Constitución les manda; con esas protecciones constitucionales los parlamentarios pueden legislar, representar, fiscalizar y ejercer control político, el Presidente de la República y sus ministros pueden ejecutar el presupuesto del país, los jueces pueden administrar justicia y así cada uno de los altos funcionarios públicos pueden trabajar sin la presión política a las cuales estarían sujetos si no existieran las protecciones que la misma Constitución les otorga. Es como si los médicos, enfermeras y el personal auxiliar atendieran a los enfermos del Covid sin tener mascarillas, guantes y ninguna protección para realizar su trabajo. Así funcionan las protecciones constitucionales para los políticos. La Constitución les dice: realicen tales funciones, pero para que las puedan realizar les otorgo protecciones jurídicas.
El hecho de que algunos parlamentarios, ministros u otros funcionarios realicen malos actos, no es una razón para demoler el sistema democrático que necesita las protecciones constitucionales.
No explicar a la población de manera sencilla cuál es el significado de la inmunidad y del antejuicio en una democracia, es mantener a la población en la ignorancia y debilitar el sistema democrático que tanta falta le hace fortalecerse.