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Los roji-domesticados

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Fecha Publicación: 19/06/2021 - 19:30
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Un sector de la progresía pretende que Keiko Fujimori, representante de la democracia liberal y los valores republicanos, acepte su “derrota” previamente al pronunciamiento de los organismos electorales. Son los mismos que decidieron que la vacancia del corrupto Martín Vizcarra y la elección del acciopopulista Manuel Merino de Lama eran inconstitucionales, pese a que el Tribunal Constitucional dijo lo contrario. Aferrados a su idea equivocada salieron a protestar, apoyados por el cretino empresariado criollo, chillaron, insultaron, rompieron y pisotearon.

Aquella protesta de noviembre dejó dos muertos; Merino renunció y quedó Francisco Sagasti a cargo de la presidencia transitoria. Los que salieron a exigir la reposición de Vizcarra lo olvidaron y aplaudieron al señor de los pañuelos, un experto en manipulación de masas evacuado por el Instituto Tavistock. Esa muchedumbre compuesta por gente de todas las edades y estratos son los adiestrados, los domesticados que creen ser valientes librepensadores siendo, apenas, víctimas de envenenamiento con la estrategia del fundador del partido comunista italiano, Antonio Gramsci.

Para este pensador italiano se debía domesticar al pueblo para neutralizar su resistencia a la llegada de un comunista al poder. Eso es lo que vemos: amaestrados pidiendo a Keiko aceptar su derrota (inexistente), que no siga dividiendo al país (cuando el discurso de lucha de clases es de su contrincante, el del sindicalismo magisterial, Pedro Castillo) y diciendo que no hubo fraude. ¿No? Las trampas están a la vista. Lourdes Flores, lideresa del Partido Popular Cristiano, PPC, sostiene que “hay denuncias de irregularidades y manipulación planificadas por miembros de Perú Libre”; y el destacado jurista Fernán Altuve-Febres dijo a Castillo que no cante victoria pues hay cientos de miles de votos en disputa. Castillo se ha autoproclamado presidente.

Para Gramsci era fundamental lograr el cambio de hábitos, habla (hoy se traduce en: “niñes”, “cuerpa”, “munda”, etc.), gestos y actitudes comunes a todos los seres humanos y que el sentido común fuera emocional y no racional. Tamaño ataque neurolingüístico ha resultado más efectivo que todas las carnicerías y baños de sangre de comunistas en su camino al poder. A estas alturas no interesan las propuestas ni las ideas, tampoco la oratoria, sirven más los influencers, los periodistas, los artistas, los cineastas, maestros, escritores y psicólogos para incrustar ideas y lograr que grandes grupos de la población apoyen, sin saber por qué, la perversa agenda del llamado socialismo del siglo XXI. Alguien escribió que “Gramsci es el profeta de la imbecilidad, el guía de hordas de imbéciles para quienes la verdad es mentira y la mentira verdad”.

Imbecilitos han dejado a buena parte de nuestros compatriotas, dañados por la infiltración roja en universidades, colegios, oenegés, medios, ecologismo, feminismo, algunas disciplinas espirituales y etc.; han exterminado su libre pensamiento; confundido a las generaciones más jóvenes; los han convertido en hipersensibles figuritas de porcelana y arrancado el patriotismo y sus sistemas de valores y creencias. ¡Jodidos estamos con tanto roji-domesticado!