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Luego de las elecciones

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Fecha Publicación: 07/10/2022 - 21:50
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Los comicios pasados (regionales y municipales) dejaron lecciones. Rafael López Aliaga (RLA), de Renovación Popular (RP), ganó por 50 mil votos aproximadamente. Aún no ha finalizado el conteo porque hay actas observadas de ONPE, de RP, de Podemos y probablemente de otros partidos. A pesar de ser improbable, hay espacio para el ‘chanchullo’ de los cuestionados organismos electorales. Recordemos que a Keiko Fujimori, le anularon 15,000 votos en la elección pasada. Parece ser la nueva forma de fraude. Aunque López Aliaga ya fue reconocido por sus contrincantes y por la ciudadanía. Algo difícil de revertir.
El futuro alcalde de Lima ha sido el único que ‘le paró el macho a Castillo’. Habló claro sobre la corrupción gubernamental y la necesidad de que el mandatario renuncie. El gobernante quiso presentarse como estadista y lanzó un ‘discursete’ desde su centro de votación. Arengó sobre la necesidad de reunirse con los gobiernos locales, regionales y el Ejecutivo, agregando como objetivo importante la lucha contra la corrupción, ja, ja, ja. Probablemente el Ejecutivo hostigará a López Aliaga con el presupuesto. Pero ‘Porky’ sabe bien cómo mover dinero y es tenaz. Los tanques de agua ofrecidos en la campaña electoral serán una realidad. La izquierda, los progresistas lo detestan. López tendrá que cumplir sino será hostigado por tirios y troyanos.
La presencia de la Fiscalía en estos comicios ha sido muy importante. Vigilante de todo el proceso, ha dado confianza a los electores. No hemos visto los atropellos de funcionarios de la ONPE como ocurrió en las presidenciales. Lo que resulta increíble es el ausentismo visto en los barrios que critican a Castillo acremente. En el distrito de San Isidro y Miraflores llegó al 33.8% y 32.3% respectivamente. Alarmante. A nivel nacional la no participación llegó al 21.93%, un guarismo alto para un país que sabe perfectamente que Castillo ha saqueado las arcas del Estado.
Los sanisidrinos y miraflorinos se quejan, con fundamento, de las tropelías de este gobierno, pero a la hora de sufragar y expresar su rechazo deciden que les ‘llega altamente’ manifestarlo. No solo tenemos a un enemigo público llamado Pedro Castillo. También hay un grupo de peruanos acomodados que creen pueden alejarse y evadir sus responsabilidades. Como comentó un amigo: “por mí que se frieguen estos A/B, que se atengan a las consecuencias de sus actos, pero el problema es que nos perjudicamos todos”. Este panorama nos muestra cuán divididos estamos. No se identifica un objetivo ni se suma para alcanzarlo.
Los partidos políticos de antaño Acción Popular, el Apra se han esfumando en estas elecciones. Los movimientos regionales son la nueva realidad organizativa, pero la dispersión es peligrosa para la democracia. La agrupación de Vladimir Cerrón, Perú Libre, ha desaparecido prácticamente. Ser gobiernista nunca es un buen negocio cuando hay elecciones. Sobre todo cuando hay irregularidades y desfalco del país.
Que Castillo buscará controlar a cuanto gobierno regional pueda, es indudable. Repartirá plata, obras, prebendas. Nada nuevo en este régimen. Comenzarán los viajes presidenciales al interior para captar adeptos. El Ejecutivo es ineficiente, limitado, pero tiene un plan. Sin prisa, al estilo Sendero, volverá la consigna de Asamblea Constituyente. Para eso necesita población de escasos recursos, fácilmente manipulable y ‘coimear’ a cuanta autoridad requiera.

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