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Mantel de chifa

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Fecha Publicación: 03/02/2023 - 22:55
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En el Congreso los zurdos vociferan indignados porque la Wiphala, el nuevo trapo rojo de los comunistas y filoterroristas, fue comparada con un mantel de chifa. Mientras tanto, en la vida real, decenas de familias campesinas en San Buenaventura, Huánuco, ven morir a sus gallinas por la proliferación de la gripe aviar. No solo se quedan sin sustento, sino que están expuestos a ser infectados por un virus altamente letal, también, para los humanos. Nadie toma atención a ese drama, porque lo más importante resulta gritar estupideces por un simple pedazo de tela que no representa a nada y a nadie, y menos aún a los llamados pueblos originarios.

La Wiphala es un simple patrón de diseño multicolor que se encuentra siempre combinado con otros, en utensilios y prendas diversas, como las chuspas para cargar las hojas de coca. El diseño es propio de algunas culturas precolombinas de los Andes, no así de las etnias amazónicas. Por tanto el patrón gráfico Wiphala, no es conocido por todos los pueblos originarios ni por el total de culturas prehispánicas. Pretender imponer ese diseño como bandera a los pueblos originarios, entre los que se encuentran los de la Amazonía, es lo mismo que hicieron Sendero Luminoso y el MRTA con el trapo rojo de la hoz y el martillo, en su intento de destruir a la nación peruana.

El Perú está unido bajo una sola bandera y regido por una Constitución que ha traído más prosperidad a nuestro país que ninguna otra en la historia. Los defensores del diseño Wiphala, sin embargo, son los mismos que han usado la bandera del Perú sin respeto en sus manifestaciones: la lavaron, la quemaron, le han cambiado el rojo por el negro y se la colocan como si fuera la capa de algún superhéroe en las recientes protestas violentistas.

Está claro que para los comunistas y los bolivarianos, el mantel de chifa es, más bien, nuestro símbolo patrio y la Constitución, el menú de la temporada que puede cambiarse según los antojos de una minoría violentista y cruel, a la que poco le interesa que con sus paros y bloqueos de carreteras hayan despedazado la economía de los menos favorecidos y, con ello, las esperanzas de miles de familias andinas para recuperarse de la devastación generada por la pandemia.

Estos han convertido al Cusco en una ciudad fantasma y desatado una estampida de turistas, otrora ávidos por recorrer el sur y conocer sus maravillas paisajísticas, restos arqueológicos y variedad de expresiones culturales.

Los enemigos internos y externos del Perú (Foro de Sao Paulo/Grupo de Puebla) están desesperados, nunca esperaron que hubiese tanta resistencia de los peruanos de bien, empresarios populares, artesanos y trabajadores, dispuestos a repeler las imposiciones ideológicas que inspiraron el terrorismo que tanto sufrimos todos; y para enfrentar a quienes no les dejan trabajar, crear y pretenden destruir el orden, la paz y las oportunidades propias de nuestra democracia liberal.