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Mazamorra de chancaca

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Fecha Publicación: 01/05/2022 - 22:54
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Son nueve meses de gestión que ha cumplido el Gobierno y también el Congreso. La población los viene “jalando” de nota desde el inicio y al parecer la desaprobación continuará. El sentimiento de “que se vayan todos” es casi un clamor que se ha visto plasmado en proyectos de ley para adelantar elecciones.

El Gobierno no se da por enterado de ello y para mantenerse en el poder y también mantener al Congreso, lanza un proyecto de referéndum para una Asamblea Constituyente que funcionaría en paralelo al Congreso actual.

Es decir, el aparato político del país está totalmente descontrolado y no existe un horizonte claro de solución. Pero lo más grave es que el país sigue sufriendo las consecuencias de esa inestabilidad. Hay más conflictos sociales, el dólar empieza nuevamente a subir, las inversiones se contraen con efectos negativos en el empleo formal y el crecimiento previsto de un poco más del tres por ciento para este año es muy probable que no llegue a cumplirse.

Hay que ser claros en decir que hay varias causas para este gris escenario; el primer responsable es el elector que no sabe elegir, luego están los partidos políticos que ofertan candidatos presidenciales y congresales sin la formación política ni técnica adecuada y, por último, los Congresos pasados al no haber aprobado reformas políticas para garantizar un sistema de gobierno adecuado.

El panorama actual está en un “punto muerto” ya que los parlamentarios “hablan y hablan” pero no toman determinaciones, haciendo que la población crea menos en ellos y el descrédito aumente. Inclusive los debates en los plenarios se han visto “enturbiados” con escándalos violentos entre congresistas que le restan al Parlamento su alicaída imagen.

El Gobierno tampoco se queda atrás, con las declaraciones “destempladas” del presidente del Consejo de Ministros que se está ganando a pulso su destitución por el Congreso o por el presidente de la República.
Haciendo sumas y restas, estamos quizás ante una de las crisis políticas y de gobernabilidad más intensas de los últimos veinte años y, como repito, no se ven visos de solución.

El Gobierno no transmite liderazgo y el mayor porcentaje del día se la pasa defendiéndose de acusaciones políticas y de corrupción. El Congreso, políticamente, tampoco tiene liderazgo por su fraccionamiento en tantas bancadas y porque no hay quién pueda aglutinar a las fuerzas de oposición al Gobierno. Tengo la impresión de estar viendo una mazamorra de chancaca.

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