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Mejoremos el Congreso

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Fecha Publicación: 12/09/2025 - 21:30
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El Congreso es la institución más vapuleada y denigrada del país, el sentimiento nacional dirige su animadversión ahí. Para el peruano promedio, congresista es sinónimo de ‘comechado’, corrupto, funcionario que cobra sin trabajar. Lamentablemente, justos pagan por pecadores. Es la entidad que representa a los ciudadanos, el pilar de la democracia, el primer poder del Estado, el que elabora las leyes que nos rigen. Además, es donde se hace política.
Al extremo de esta preocupante situación está el votante. Los parlamentarios que día a día nos muestran diversas inconductas están en su curul porque hubo peruanos, de todas partes del Perú, que los eligieron. Seguramente hoy están totalmente decepcionados de su representante, pero el votante tiene una gran responsabilidad: informarse puntualmente del mínimo detalle respecto a lo que ha hecho o dejado de hacer su candidato al Legislativo. Si su conducta ha sido repudiable, si tiene antecedentes de robo o no. Cierto, la tarea es grande, pero la responsabilidad del votante también lo es.
Probablemente el futuro Congreso será más fragmentado que este, debido a que son 42 partidos los que estarán inscritos en la cédula electoral. No habrá bancadas con una mayoría aplastante, sí muchas con tres, cinco, siete representantes. Un Congreso insular. Lograr acuerdos será un parto de los montes. A mayor dispersión, resulta más difícil consensuar. Consultar a las múltiples bancadas no solo aletarga la marcha del Legislativo, sino que para cada votación hay que hacer una alquimia.
Pocos de los partidos que participan tienen una ideología definida. Basta ver los nombres de las organizaciones. Sus principios pueden tranquilamente haberse bajado de internet o ser una verdadera mazamorra. La mano de Martín Vizcarra, hoy preso, está presente en la dinámica de los próximos comicios.
El Parlamento actual está obligado a examinar el reglamento interno para poner un coto a conductas como la llamada bancada ‘Los Niños’, que vendió su voto por prebendas al gobierno de turno, sepultando aquello de otorongo no come otorongo.
Si ello se repite, no solo la institución congresal, sino el país en su conjunto será inviable. Tampoco puede repetirse el andar como saltaperico de bancada en bancada. Si a un congresista lo eligieron por un partido, no puede salirse de su bancada; de hacerlo, se queda solo, como ‘huevo podrido’, y no integra otra. De no remediarse, el futuro Congreso se fragmentará, como ocurre hoy.
Proyectos de ley copiados, pagar a dos empleados con el sueldo de uno, investigaciones internas que nunca concluyen, no deben ocurrir. Menos que un parlamentario investigado por corrupción presida la Comisión de Fiscalización, como es el caso de Elvis Vergara, un ‘niño’ de mayor cuantía. Pero nadie en el Legislativo está interesado en afrontar esta preocupante situación.
El próximo Congreso será bicameral, tendrá Senado. No puede repetir y dejar pasar las tropelías del actual Legislativo. Antaño, los senadores eran personas con cierto respeto y peso político. Hemos visto que se ha pretendido asignarles a senadores y diputados S/ 35 000 de sueldo: 10 000 dólares. Un salario grosero que solo atraerá a gente ambiciosa. Aunque el proyecto de ley fue retirado, se tendrá que asignarles un salario. Debe ser adecuado a la realidad del país.
La Comisión de Constitución tiene un gran compromiso: que el siguiente Congreso sea respetable. No una caricatura como hoy.

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