Mi Mamanuela
Mi Mamanuela no viste de rojo, no tiene barba y nunca le oigo decir “jo, jo, joooo”; tampoco baja por alguna chimenea y menos usa trineo. Mi Mamanuela viste como cualquier persona y se esfuerza, desde que tengo uso de razón, para que yo pase una linda Navidad.
No siempre estuvo en casa como sucede ahora; antes trabajaba para sostenerme. Mi Mamanuela vendía libros en la Librería Internacional, ubicada en Jirón de la Unión. Empezaba su jornada laboral muy temprano y regresaba a casa ya de noche.
La Pascua que más recuerdo es la que viví cuando tenía ochos años; faltaban pocos minutos para dar las doce de la noche y mi Mamanuela no llegaba a casa. Los cohetes y bombardas anunciaban el advenimiento del Hijo de Dios; la televisión, aun en blanco y negro, mostraba imágenes del nacimiento del niño Jesús; sin embargo, ella no llegaba.
Cuando dieron exactamente las doce de la noche, mi Mamanuela apareció, con los zapatos en la mano y secándose la frente del sudor; había venido caminando desde su trabajo hasta nuestra pequeña casa, de apenas trece metros cuadrados, ubicada en los Barrios Altos, para no gastar en pasaje y poder comprar mi regalo.
Su rostro era de cansancio y de alegría a la vez. Corrí para abrazarla y decirle “feliz Navidad, mamá”. Me devolvió el abrazo y me entregó una caja cuadrada envuelta en un lindo papel de regalo. Al abrirla, encontré una réplica del módulo lunar del Apolo 11. Luego me enteré del esfuerzo que hizo para poder darme un regalo ahorrando en pasaje, caminando muchas cuadras para llegar a la casa, fue porque en su centro de trabajo no le habían pagado su quincena y mucho menos le habían dado un aguinaldo por Fiestas.
Hoy que es Navidad pienso en las Mamanuelas que muchos tienen en su casa, y de aquellas que piden una propina por limpiar los vidrios de los autos para que sus niños tengan algo que abrir como regalo de Navidad.
Hoy mi Mamanuela está conmigo y deseo disfrutarla por el tiempo que el Hacedor me lo permita. Hoy el Decodificador no es político porque es Navidad. Felices Fiestas, amigos.
JOSÉ CEVASCO (*)
(*) Articulo publicado en Expreso el 2014 y modificado por razones de espacio para esta publicación.