Muerte en el río
Por estos meses el río Ilave, en Puno, crece su caudal pues es temporada de lluvias. Esa corriente de agua, chúcara y fría, fue el único camino de escape para una patrulla de jóvenes soldados cercados por pobladores que les atacaban salvajemente con “avellanas”, huaracazos y piedras.
Es conocido que el carácter del pueblo aymara es violento; y ahora más por la infiltración terrorista y porque desde hace buen tiempo agentes políticos de Evo Morales los han evangelizado en el odio, con la venia del reo Pedro Castillo.
Fueron seis los cabos y soldados, de entre 18 a 20 años, que murieron ahogados, tratando de escapar de la turbamulta que decidió bloquearles el paso hacia Juli, donde se les esperaba como tropa de refuerzo. La otra ruta, al mismo tiempo escape y destino fatal, era el río.
Es inexplicable por qué la presidenta Dina Boluarte insiste en que las tropas no usen armas cuando se enfrenta a quienes usan armamento artesanal. Los campesinos insisten en culpar de todo a la presidenta “usurpadora Dina Boluarte”. “Dina Asesina”. Estas ya son mantras entre los campesinos cuyas brutales acciones, claramente, no son espontáneas como tampoco son de su inspiración las consignas.
La Defensoría del Pueblo solicitó investigar cómo ocurrieron las muertes, recordando a las autoridades militares que deben “garantizar la vida e integridad del personal a su cargo”. Llama la atención que Defensoría no se percate de que la única manera de que las Fuerzas Armadas y Policiales puedan asegurar lo que les solicitan es usando armas contra quienes los atacan.
En “La política como profesión”, el sociólogo y jurista alemán Max Weber escribió que “Si sólo existieran estructuras políticas que no aplicaran la fuerza como medio, entonces habría desaparecido el concepto de ‘Estado’, dando lugar a lo que solemos llamar ‘anarquía’ en el sentido estricto de la palabra. […] el Estado es aquella comunidad humana que ejerce (con éxito) el monopolio de la violencia física legítima dentro de un determinado territorio”.
El profesor de las Universidades Libre y Nacional de Colombia y Doctor en Derecho de la Universidad de Barcelona, Germán Burgos, sostiene que, evidentemente: “la fuerza del Estado está organizada, admite límites y asume responsabilidades internas e internacionales, mientras la violencia caótica no tiene constricciones y formalmente no responde por sus consecuencias. La primera está para enfrentar a la segunda”.
¿Cuando la izquierdista Dina Boluarte impide que las fuerzas del orden usen la violencia para frenar a los terroristas y violentistas, busca hundirnos en la anarquía? ¿Quiere acaso desaparecer el Estado y la Nación peruanas?
El uso de la violencia por parte del Estado es imperativo pues no existen vías pacíficas para solucionar la crisis surgida a raíz del fallido golpe de Pedro Castillo. Vivimos en una democracia y el uso responsable de la violencia resultará en la restitución del orden y la paz social.
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