¿Nadie sabe para quién trabaja?
Mucho ha dado para hablar el rol que tiene César Acuña como supuesto “mediador de centro” en el Parlamento peruano cuyo partido, Alianza para el Progreso (APP), ostenta el 10% de sus escaños. El escándalo de la semana le ha explotado en el rostro no sólo a él, sino a quienes confiaron en la candidatura de Lady Camones para la presidencia del Congreso, cuando todo hacía evidente que esta operaría como una empleada a sueldo del dueño de la César Vallejo; porque si no, por supuesto que no la habría apoyado.
Recordemos que su bancada ha sido clave para otorgar los votos de confianza en favor de los premieres Guido Bellido y Mirtha Vásquez, así como para blindar a Castillo en los dos intentos de vacancia presidencial, el último en marzo de este año. Ahora, septiembre, próximo a las elecciones regionales, Acuña busca zafar cuerpo de un presidente corrupto que apoyó, anunciando que estaría a favor de la destitución del Presidente. Algunos se preguntarán, ¿qué partido está jugando el señor? Queda claro con los recientes audios que sólo juega para sí mismo.
Si bien es cierto que Acuña no es el único político que recurre a cálculos oportunistas y utilitarios en favor de sus intereses, el líder de APP ha pasado a convertir este modus operandi en una auténtica doctrina partidaria, una posición ideológica basada en el cinismo y el mercantilismo más evidente. “Estamos acordando ante la agenda, la estrategia para ayudarme a mí”, sentenciaba Acuña ante la vacada presidenta del Congreso cuya permanencia en el cargo -más allá de que le convenga o no a Castillo- simplemente era insostenible.
¿Nadie sabe para quién trabaja? Pues esto es obvio: trabaja exclusivamente para sí mismo. Creó un partido de cartón, financiado con su dinero, para defender un negocio educativo de dudosa reputación y que -por lo visto- se sostiene a partir del poder que ha obtenido durante todos estos años. Sus congresistas no representan al pueblo, terminan siendo sus empleados a sueldo; dañando de manera constante el vínculo representante-representado, sin el cual simplemente la democracia no existe. Para Acuña, Trujillo es él y sus negocios; nada más.
El Congreso no se desprestigia más por vacar a Lady Camones, se dignifica. Acuña es una falsa oposición, que sólo apoya hoy la vacancia de la boca para afuera para retener su poder en el norte. La oposición debe dejar de lado este constante positivismo miope, creyendo que APP está del lado de la democracia cuando no lo está, y eso debe quedar muy claro ante el país. Lo que toca en adelante, lejos de acomodarse a las condiciones de mercenarios por la falta de votos -a costa de ceder las más altas posiciones de la mesa directiva- es imponer las propias.
¿Que si no vuelven a hacer lo mismo Acuña apoyará a un presidente del Congreso funcional a Castillo como represalia por no colocar a su títere en el puesto? Entonces que lo haga, y que asuma su responsabilidad política. Pero la oposición tiene que dejar de seguir limpiándole la cara a quien sólo se arrima a su bando por un plato de lentejas o un par de tapers. Que se devele el telón de una vez por todas, y que se trace una línea divisoria muy clara; esta farsa tiene que acabar. Más leal es un enemigo que un amigo a sueldo, eso se los aseguro.
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