Necesitamos (nuevos) líderes
Hoy en día se siguen haciendo negocios y liderando equipos de forma tradicional, a pesar que la realidad exige un cambio de rumbo; la ciencia nos ha advertido acerca del cambio climático pero la mayoría no lo considera un problema, solo los niños nos llaman la atención y nos piden responsabilidad con su futuro; la desigualdad –en todas sus formas- impera en todo el mundo. ¿Qué hacen las empresas y los líderes al respecto?.
Enfrentar esta crisis es muy complicado, sobretodo con tan bajos índices de confianza en las autoridades, en las instituciones y en las normas. Se necesitan nuevos líderes. Estos nuevos líderes deben seguir una brújula moral conformada con un propósito social que nos lleven, precisamente, a resolver los problemas inminentes: cambio climático, desigualdad y falta de confianza. Surgen como respuesta: sostenibilidad, igualdad y responsabilidad.
La sociedad actual demanda un liderazgo responsable, cualquier persona que pretenda ser líder en pleno siglo XXI necesita partir de un pensamiento valiente y con la idea de ser parte de la solución, con un liderazgo efectivo que tendrá impacto real a largo plazo. En cualquier empresa, sin importar el tamaño, se debe asumir el compromiso de la sostenibilidad, la misma que debe estar presente en todos los procesos y procedimientos, se debe exigir lo mismo a sus proveedores y clientes; el compromiso con la igualdad debe manifestarse en el equilibrio de género (tema de moda hoy en día), otorgando a hombres y mujeres las mismas oportunidades; no sólo se debe buscar la rentabilidad sino el impacto positivo en las personas y en el planeta, transparentando su desempeño. Este nuevo modelo de liderazgo, aunque suene utópico, es lo que necesitamos y debemos mantener.
Cada uno de nosotros somos líderes en potencia, nuestra tarea en la vida debe ser liberar a ese líder, es natural confundir liderazgo con posición de poder, eso es lo que hemos aprendido; en un afán de cuestionamiento, debemos hacernos algunas interrogantes: ¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo estoy contribuyendo?, acto seguido necesitamos liberar a ese líder interior y empezar a generar el impacto positivo que la sociedad exige hoy en día. Estamos cerrando la brecha de género, cada vez más son las mujeres en posiciones de liderazgo efectivo, recordemos que los valores no son ni masculinos ni femeninos, son humanos; la brecha que debemos procurar cerrar es la generacional, Kokfi Annan decía: “Nunca eres demasiado joven para dirigir o demasiado viejo para aprender”; necesitamos la sabiduría de las personas con experiencia, pero –a su vez- necesitamos que los nativos digitales sean mentores con la sabiduría de las personas mayores.
El peor líder es aquel que cree saberlo todo o poder hacerlo todo y que no necesitan de nadie para mejorar, cuando la realidad exige rodearse de todas las personas que sean posibles, dando mayor espacio a las mujeres y a los jóvenes, cada quien tiene algo que aportar; sabemos que ninguna persona o ningún sector tiene las soluciones a los problemas actuales, necesitamos mayor creatividad y más colaboración, el liderazgo que requerimos debe ser capaz de encontrar soluciones que atraviesen el gobierno, el sector privado, la sociedad civil, los adultos mayores, los jóvenes, personas de origen diverso, todos unidos para resolver nuestros problemas.
Nuestra brújula moral será la herramienta que nos permitirá transformar el mundo en el que vivimos, haciéndolo más justo, poniendo como pilar fundamental a la humanidad y no a los mercados financieros, no solo se necesita dinero, se necesita bienestar; cuando me refiero al bienestar, no solo me refiero al de las personas, debemos pensar también en el bienestar de nuestro planeta, nuestra casa grande, recordemos que es la única morada que tenemos.