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Ni loro ni pueblo

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Fecha Publicación: 23/01/2022 - 22:40
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El Parlamento está formado por ciento treinta representantes. Un gran número de ellos al parecer no entienden que ellos “representan” a sus electores. Así los votos, opiniones y cualquier actividad que realicen los congresistas lo hacen en el marco de la democracia “representativa”.

Durante el último pleno del Legislativo se aprobó por insistencia que toda reforma constitucional debe pasar por el Congreso y eso está bien. Fueron setenta y dos votos que representan a seis bancadas de las diez que existen en el Congreso, que estuvieron en contra de la observación planteada por el Poder Ejecutivo.

Durante el largo debate, los parlamentarios de las cuatro bancadas en contra de la ley aprobada manifestaron en sus argumentos, aspectos que van contra la naturaleza del concepto de democracia representativa, que es la base de nuestro sistema parlamentario y político.

Para muchos la ley aprobada es innecesaria porque el artículo 206 de la Constitución es claro en el procedimiento de las reformas constitucionales y el referéndum; sin embargo, creo que dicha ley era necesaria para evitar que el discurso populista perverso de los sectores políticos del Gobierno por un proyecto de nueva constitución pueda confundir a la población; pero además, era importante para que los sectores económicos nacionales e internacionales tengan el mensaje claro que en el Perú no habrá Asamblea Constituyente y menos una nueva Constitución.

Adicionalmente, no me explico los mensajes que salieron del Congreso y del propio Presidente de la República de instigación a la violencia social. Varios parlamentarios del partido de gobierno, tanto en el debate como en diversos medios de comunicación, indirectamente instan a la violencia callejera; han puesto como ejemplo a Chile y la forma en que destruyeron la propiedad pública y privada para lograr la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

No se trata de evitar que la población tenga mecanismos de democracia directa; la Constitución los garantiza, pero dentro de un marco legal que tenemos que aprender a respetar si queremos ser una sociedad civilizada y moderna. No se trata, tampoco, de repetir como un “loro” la palabra “pueblo”, de lo que se trata es enseñarle a la población a respetar los marcos legales y no el de querer hacerlos instrumentos para imponer, con el pretexto de la democracia, un modelo ideológico totalitario donde no se respeten las libertades individuales.

Los parlamentarios que hablan contra la democracia representativa se niegan a ellos mismos y debilitan el sistema.

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