No basta el floro para inversiones
La presidenta de la República viajó a Nueva York, para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas y, previo a su intervención o exposición, se reunió con un grupo de inversores a fin de promocionar ante ellos las bondades del Perú, para que puedan considerarlo como destino de sus inversiones.
Si bien es cierto que el motivo oficial del viaje es para exponer ante el mundo que el gobierno de la señora Boluarte es legítimo, al haberse cumplido con la sucesión presidencial prevista en la Constitución del Estado, es también válido que se aproveche la oportunidad para gestar reunión con empresarios del exterior, a fin de que conozcan las características de nuestro país como receptor de inversiones.
Se ha expuesto hasta el cansancio nuestra especial ubicación en el Pacífico Sur, que sirve para la exportación e importación entre los países sudamericanos con los del sudeste asiático, así como también su morfología en que hay una zona oceánica con grandísima riqueza pesquera, con la costa en que existen playas esplendorosas que servirán para la actividad turística y además, para los cultivos agroindustriales. Nuestra sierra montañosa, con tres ramales de la cordillera de los Andes, que recorren de norte a sur todo el Perú, con gran variedad y riqueza minera, pero además la mayor extensión del Perú con selva amazónica de gran porvenir.
La exposición aludida, evidentemente se complementa con disposiciones constitucionales por las que se iguala la inversión extranjera con la nacional, así como la inversión privada con la pública, pero además con garantías normativas para la inversión, como es la libre disposición de utilidades y de moneda extranjera, entre otras muchas ventajas.
Todo lo anteriormente expuesto es cierto, pero es floro, que no atraerá inversiones si es que no es complementado con acciones concretas, como es la desregulación y el destierro de tanto trámite burocrático para las inversiones. Conocemos que para las inversiones mineras y de hidrocarburos, por ejemplo, así como otras energéticas, requieren muchísimas licencias, autorizaciones y permisos, que hacen perder la paciencia al más santo y, los inversores ya cansados prefieren poner sus capitales en otros países que también son de inmensas riquezas, pero más competitivos en materia tributaria y de tramitología.
Por ello es que hay que pasar de las palabras a las acciones y cuanto antes mejor. Necesitamos a gritos nuevas inversiones, así como ampliar las existentes, ya que ellas son las que generan trabajo adecuadamente remunerado y la elevación del nivel de vida de la población, pero insistimos, los inversores no son Papá Noel que hacen regalitos, ellos ponen capital y requieren que reditúe cuanto antes, lo que también favorece al Estado que tendrá mayor recaudación tributaria.
Los inversores no quieren regalos ni canonjías, no claman por inafectaciones ni exoneraciones, pero sí que los trámites sean sencillos y rápidos, los permisos otorgados por una sola autoridad y no estar pasando por diversas entidades públicas. En fin, que se les respete, por ello no más floro, se requiere acción.
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