No es marcha, es insurgencia
“NOS ESTÁN MATANDO POR DEFENDER A NUESTRA PATRIA” dice un cartel de ciudadanos que se han atrevido a salir a las calles para unirse a la lucha del pueblo que gracias a la comunicación digital se ha enterado de la verdad de la disposición arbitraria de los recursos naturales de sus tierras, y del abrupto cambio de gobierno para continuar la entrega del patrimonio nacional a intereses extranjeros.
El clamor popular por la renuncia de Boluarte a la Presidencia tiene por causa la traición que le han visto cometer contra el Presidente que puso en ella su mayor confianza, y contra el pueblo mismo que votó por una propuesta nacionalista, que ella ahora cambió por seguir el plan golpista de la ultraderecha y la agenda ONU 2030, lo que es para los indignados campesinos una transgresión moral de tal gravedad, que cuando menos merece su derrocamiento.
Por eso es inviable un diálogo, porque para que exista éste, es necesario que medie legitimidad y credibilidad en la autoridad, y Dina Boluarte ha perdido por completo ambas.
Su actuación como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y Policiales disparando a matar a los peruanos que han salido a manifestar su rechazo a este gobierno que perciben usurpador, por haberse conformado sobre la base de una serie de actos inconstitucionales e ilegales evidentemente planificados, teniendo preso a un Presidente por delitos de rebelión y conspiración que no ha cometido, los ha indignado al extremo que no les importa entregar su vida por defender al Perú de caer, otra vez, en el hondo pozo de la corrupción de los políticos que han tramado este golpe de Estado con simulación de golpe presidencial, y que están seguros volverán a entregar el patrimonio nacional a los intereses extranjeros.
Ahora saben que hay un plan de colonización del Perú, conocen de una élite internacional coludida con algunos empresarios nacionales y que financia ONGS, medios, políticos, sindicatos, partidos, profesionales, para ejecutar su agenda 2030 destructiva de nuestra nación, con el fin de apropiarse de nuestras riquezas corrompiendo al gobierno de turno.
Por lo que el levantamiento popular que se ha extendido del Sur al Norte y hasta el Oriente de nuestro país, no es una marcha violentista azuzada por SL, sino una evidente insurgencia del pueblo en defensa del Perú, amparada por el artículo 46 de la Constitución, y toda represión con armas de guerra de esta legítima manifestación es crimen de lesa humanidad.
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