¿No más pobres en un país rico?
Por Raúl Labarthe Saric
Más allá de los múltiples escándalos de corrupción que embarran el mandato del presidente Pedro Castillo, y que ocupan las portadas de los principales diarios, cabe preguntarnos, ¿en dónde quedó la grandilocuente apuesta del candidato del sombrero para conducirnos hacia un país próspero? ¿Cuál es el plan? ¿Existe? Todo parece indicar, sin apenas cerrar el primer año de gobierno, que la apuesta electoral de todas las izquierdas ha sido un rotundo fracaso. La incapacidad para plantear soluciones a los problemas sociales reales es manifiesta, y el pronóstico para la situación económica y social de los peruanos no pinta nada bien. Costará cara la falta de escrúpulos de quienes apostaron por esta aventura socialista en tiempos de crisis.
Un simple dato muestra la magnitud del drama que afronta nuestro país: la clase media pasó de incluir al 39% de los peruanos -antes de la pandemia- a sólo 26% en el 2020; y el año pasado cerró en 30%. Este dato nos coloca en niveles del 2009, ¡un retroceso de 12 años! El Instituto Peruano de Economía (IPE) ha estimado que creciendo a tasas anuales del 3% -un escenario ciertamente optimista- recuperaríamos los niveles prepandemia en ocho años. Sin embargo, este ni siquiera parece ser el escenario más probable. Las campanas de una crisis económica internacional ya vienen sonando en los países desarrollados, y el 70% de los economistas entrevistados por el diario británico Financial Times avizoran una posible crisis para el 2023.
Además, el Perú actualmente es un país mucho más vulnerable a los vaivenes internacionales respecto a lo que era, por ejemplo, durante la crisis del 2008. Una crisis en los Estados Unidos afectaría directamente el crecimiento de China, que tiene al país del norte como principal destino de sus productos. Asimismo, China es el principal socio comercial del Perú, quien recibe más del 10% de nuestras exportaciones. El efecto dominó sería directo. Es sabido que la economía del gigante asiático caerá 5.4% en el segundo trimestre de este año, y por cada punto porcentual que China deja de crecer el Perú pierde 0.4 puntos del crecimiento (IPE). La inversión pública del gobierno central, la cual es vital en estos momentos, fue negativa en mayo pasado.
La inflación llega al 8%, el estancamiento de los salarios, y el alza de la informalidad a niveles del 80%, son solo algunos de los regalos que este gobierno incapaz nos deja en conmemoración del bicentenario. Si bien es cierto que algunos factores podrían ser heredados de la -también- pésima gestión del Lagarto, el presidente del sombrero no tiene excusa para no poner a los mejores en los ministerios, en vez de funcionarios corruptos que huyen de la justicia sin siquiera dejar el cargo. La alta rotación de ministros impresentables, la inestabilidad política por sus ansias de copar las instituciones y de seguir regalándole el país a su círculo íntimo, impedirá que los millones de dólares dejen huir. ¡No más pobres, en un país rico! ¡Ja!
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