A no mirarnos los pies

Si analizamos la política peruana y a los políticos peruanos, nos daremos cuenta de que siempre se miran los pies y nunca miran el camino. Lamentablemente, esta también se ha vuelto una costumbre de los analistas, politólogos o, mejor dicho, opinólogos de los medios de comunicación.
Esta semana, todos hablarán sobre el mensaje de Dina Boluarte, como si su último mensaje a la nación fuera importante para el camino que tenemos por delante. ¿Acaso no se dan cuenta de que la gran mayoría de los peruanos está preocupada, no por lo que pasa, sino por lo que nos puede pasar en las elecciones del 2026?
Esta forma de hacer política y hablar de política nos ha llevado a entender que toda la clase política conocida solo se preocupa por el hoy y no por el futuro del país. Solo se preocupan por cómo acomodarse y conservar su lugar, y no por atender y solucionar ese presente tétrico que viven millones de peruanos.
Y ahí está la respuesta de por qué en las encuestas ningún candidato llega ni siquiera al 10 % en intención de voto. Seamos claros: 10 % de intención de voto significa que solo uno de cada diez peruanos votaría por el hoy mejor ubicado en las encuestas. ¿Saben por qué? Porque todos se están mirando los pies o, si quieren otro ejemplo, todos se miran al espejo en lugar de mirar al país.
Esta forma de actuar ha generado que millones y millones de compatriotas se sientan invisibles, razón por la cual me atrevo a decir que el Perú aún no conoce el nombre de su próximo presidente.
La realidad real nos dice que la gran mayoría no quiere las famosas alianzas entre partidos. Tampoco quiere al comunismo, porque sabe que lo único que hace es empobrecer y recortar todas las libertades. Tampoco quiere a la caviarada que, en sociedad con la izquierda, ha convertido al Perú en su forma de controlar no solo la justicia, sino casi todas las actividades productivas del país. Los mismos de siempre, los comunistas, los caviares y su objetivo de controlar al Perú a partir de la repartija política… no van más.
Cuando les hablo del cambio de ciclo, hablo de una nueva forma de hacer política. Hablo de no mirarnos los pies, sino el camino hacia soluciones, hacia el bienestar, hacia la prosperidad. Hablo de un presidente y un gobierno que sea absolutamente diferente, capacitado, valiente y decidido a liberar al país de la corrupción y de esta clase política que todos repudiamos. Un gobierno que deje de mirarse los pies y que trabaje para el futuro.
La clase política actual y los candidatos de menos del 10 % no han aprendido nada, pero la población sí. Por eso, yo no creo en los mismos de siempre. Yo creo en la gente, en ese electorado que no se mira los pies y que votará por el cambio de ciclo.

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