No uno sino muchos incendios
No uno, sino muchos incendios. Los 38 incendios en varias regiones del país no son los únicos desastres que debe apagar la presidenta Dina Boluarte. Tiene otros fuegos que enfrentar. Están el caso de su hermano y su exabogado, los Rolex, ‘el cofre’, las denuncias por violación de DD. HH. y, por último, la falta de votos suficientes en el Congreso. El primer talán: el Parlamento le negó el permiso para viajar a la ONU. Respecto a los incendios, resulta sorprendente la mala asesoría que tiene la presidenta. Ignoró la desgracia que padece el interior del país, negándose a declarar estado de emergencia como se lo solicitaron, para luego retroceder y aprobarlo. Tarde, ya se había echado a la opinión pública encima y el Congreso cogió esa flor, denegándole el viaje.
Una asesoría cabal o ministros competentes habrían informado a la mandataria que el 99.9% de los incendios forestales en el mundo son provocados. El ser humano quema sus rastrojos, como en el Perú, o prende fuego por piromanía. Son extremadamente difíciles de apagar; el viento, la sequía los extiende y no hay forma de extinguirlos.
En otros temas, ígneos también, el escandalete generado por el caso Chibolín (Andrés Hurtado) ha detenido convenientemente la atención sobre la sinuosa actuación de Eficcop (Equipo de Fiscales contra la Corrupción del Poder) y la siniestra DIVIAC. Todo comenzó cuando la PNP captura a Iván Siucho, colaborador eficaz en el caso “Los Waykis en la Sombra”, a cargo de la fiscal Marita Barreto, jefa de Eficcop, que involucra a Mateo Castañeda (exabogado de Boluarte) y a Nicanor Boluarte. Están a punto de ir presos. A Iván Siucho lo detuvieron en una dudosa operación de venta de oro, nada que ver con los Waykis; mintió diciendo que en ese encuentro le transmitieron un mensaje amenazante de parte de Mateo Castañeda. La familia Siucho tiene parentesco con los Miu Lei, también dedicados a la comercialización de oro.
Barreto saltó hasta el techo con la captura de Siucho y dijo que era un secuestro y que le preocupaba muchísimo la actuación policial. Se equivocó y no se retractó. Pocos días después, Ana Siucho declaró, sin pruebas, que Chibolín le pidió $ 1 millón a sus hermanos para liberar un enorme cargamento de oro de los Miu Lei. Luego, el caso, vistoso, corrió solo. Se ha tratado de involucrar a tres ministros de Boluarte. Lo cierto es que Barreto y Colchado se volvieron sombra. Los clanes políticos de la Fiscalía también. Ni los fiscales Villena, Sánchez, Ávalos, Vela, Pérez, que han torcido la ley, son mencionados. Se hicieron humo.
A la Fiscalía se le cayó el caso del vehículo oficial de Palacio, ‘el cofre’, y su utilización para evitar la captura del prófugo Vladimir Cerrón. Pasó cerca del escondite, pero 40 días después del escape de Cerrón.
El caso Chibolín, que debe investigarse profundamente, se parece al de los Cuellos Blancos. Todo aquel relacionado con el ‘Hermanito’ era procesado. Mientras la Fiscalía política la pasa piola, la cárcel amenaza a Nicanor Boluarte y a Castañeda, pudiendo salpicar a la presidenta. El pedido fiscal de 36 meses de prisión preventiva ante el juez Concepción Carhuancho lleva tres semanas, inusualmente largo. Sorpresa: Carhuancho deberá declarar en el caso Chibolín, quien mostró su circuncisión a los fiscales que lo detuvieron. Plop.
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