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Nuevamente Petroperú

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Fecha Publicación: 19/07/2022 - 22:30
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La empresa con la facturación más alta del país nuevamente da para hablar, al producirse el desabastecimiento de combustibles de aviación, fruto de un oleaje que impide el ingreso de los buques y, por lo visto, no contaban con un stock de emergencia para afrontar esta situación. Según los comunicados de la empresa, ellos sólo venden el 23% de este tipo de insumo para las aerolíneas, y esto no suena más que a otro intento por evadir su responsabilidad. Mientras tanto, se sabe que el 30% de los vuelos que salen de Lima podrían verse afectados si en 10 días no se resuelve la situación, de acuerdo con Martín La Rosa, presidente de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional en Perú. También diversos gremios empresariales han lanzado un pronunciamiento indicando su extrema preocupación, ya que tendría un impacto muy negativo en el turismo, al afectar una de las temporadas más altas del año: Fiestas Patrias.

Y es que, a pesar de que Petroperú no abastezca a todo el mercado de combustibles de aviación del país, sí lo hace de modo considerable, por lo que las fluctuaciones obviamente afectan en momentos de alta demanda como los actuales. ¿Cuál es la solución? Para ello primero cabría ver el bosque. ¿Cuál es el problema con Petroperú? Desde mi punto de vista, existen dos problemas, uno político y otro económico. Es cierto que algunas empresas estatales pueden ser eficientes, pero existe una condición previa y necesaria: la independencia de la gerencia por parte del poder político, y esto simplemente no existe. Vimos cómo descaradamente Hugo Chávez, nombrado a dedo por Pedro Castillo, protagonizó escándalos de corrupción durante meses, sin que nadie pudiera hacerlo renunciar porque tenía “el aval del Presidente”.

La gobernanza institucional de Petroperú -si acaso alguna vez existió- ha demostrado depender de la buena voluntad del Presidente, algo que con Castillo es bien sabido que no existe. Queda comprobado con ello que, de facto, esta empresa es la ‘chacra’ de quien se siente en Palacio, y no existe ningún tipo de legalidad que la proteja de los malos manejos de un populista. Todos los ejemplos de buenas empresas estatales que la izquierda ‘saca del sombrero’ (ja), en Finlandia, Noruega y Dinamarca, para sostener que la derecha liberal es dogmática, siempre incluyen este aspecto fundamental: las empresas son del Estado y no del gobierno de turno. La participación del Estado se da a modo de accionista y no de gestor; el accionariado es muchas veces, inclusive, compartido con grandes empresas privadas que suministran conocimiento y tecnología. Por supuesto, nada comparable al caso de Petroperú.

¿Y cuál es el problema económico? Ya lo describieron Hayek y Mises a lo largo de toda su obra: cuando una empresa no se enfrenta a la posibilidad de quebrar -y de asumir los costos de pérdida por su mala gestión-, esto conduce a problemas de coordinación en la producción porque su principal objetivo no es la supervivencia en un entorno competitivo satisfaciendo a los consumidores. ¿Cuál es el principal objetivo de Petroperú? Pues, al estar comprometido a una deuda gigante con los bonistas, parece que es el exprimir a la sociedad peruana todo lo que pueda para cumplir con una decisión de expansión de capacidad (la Refinería de Talara) que nunca tuvo que ver con el mercado, sino con una planificación estatal arbitraria. ¿Usted dejaría que Pedro Castillo sea quien coordine el abastecimiento de combustible de su empresa? Pues eso: el caos es inevitable.

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