Nuevas vitrinas
Algo viene sucediendo con la música criolla; ese afán de mostrar de la mejor manera nuestro contenido y su parte sustancial ya no es potestativo solamente de los centros musicales, es tarea de colegios, universidades, peñas turísticas, y, en menor intención, radios y televisoras. No sin antes mencionar emblemáticas obras teatrales y documentales referidos al acervo. Y digo que algo viene sucediendo con el repertorio porque oír nuestra artillería pesada en un medio de comunicación que solo valora lo mediáticamente comercial llama verdaderamente la atención; y me refiero expresamente a una joya de nuestro cancionero criollo, aquella que don Manuel Abraham Acosta Ojeda titulara “En un atardecer”; que además de haber sido sublimemente interpretada por nuestra cancionista Sonia Bertha, dejó al vulnerable televidente que es fácilmente emocionable por el criollismo trillado, en un éxtasis total por tan excelsa poesía y tan bien elaborada melodía, y, como bien sabemos los criollos, nos tuvo acostumbrados Manuel Acosta.
Lo saludable que sería para el público y las nuevas generaciones si más títulos de esta talla se dieran a conocer en los medios de comunicación: “La Oruga”, “Tu nombre y el mío”, “Bohemio soy”, “El ermitaño”, “Eternidad”, “Nostalgia”, “Mis anhelos”, “Soñar”, “Humanidad”, “Mis últimas notas” y muchísimas obras más. Tendríamos una audiencia verdaderamente respetable, no aquella que aplaude cuando el asistente del canal de televisión se lo pide; o aquel público que cree que todo lo que está en un escenario merece un halago; basta ya de fantasías y busquemos un mejor filtro para no crear postulantes a ídolos de barro; nuestra música es tan real como que trasciende tiempo y generaciones; y no es de ninguna manera gratuito. Si Fiesta Criolla, Embajadores, Lucha Reyes nos siguen emocionando como a aquellos seguidores que sí los vieron en su plenitud es porque se hicieron muy bien las cosas y, repito, el éxito y trayectoria de un artista se mide con la vigencia a través de los años. No es lo mediático lo que hace que nuestro sagrado contenido se mantenga, es su riqueza a través del tiempo. Pinglo, Casas, Haro por mencionar algunos; los seis grandes en el canto; Avilés, Hayre y Zelada por mencionar a otros también padres del criollismo.
Hagamos todo lo necesario para que nuestro trabajo se mantenga en el tiempo; no sólo con talento, también con entrega, respeto y dedicación. Sí se puede.
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