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OVULADA

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Fecha Publicación: 20/07/2019 - 20:30
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Escribir es un acto de resistencia y acaso la única certeza que tenemos por aferrarnos a algo propio. Casi como la respiración, el ritmo al que se refería Olson cuando explicaba cómo encabalgar un texto. “Nada más particular que la respiración para determinar cómo medir la precisión de un verso”. Pienso en ello ahora que he vuelto a leer “Ovulada”, la edición peruana del segundo libro de poemas de Amanda Durán (Chile, 1982), el primero lo publicó en 1994 cuando tenía doce años, y no puedo dejar de asociarla a lo que decía Olson porque el ritmo de su lectura responde a un tiempo que sólo puede ser determinado por ella.

Hace unos días, en el marco de la III Feria Internacional del Libro de Ayacucho, Durán presentó su poemario y el público quedó perturbado por su desgarrador eje temático y por la intensidad en la pronunciación de cada poema. Cuando Willy del Pozo, su editor, me entregó el texto para que lo lea, presente o pretenda un acercamiento teórico, llamó mi atención la estructura, el juego con los espacios en blanco, tuve la sensación de estar frente a un trabajo al estilo de los poetas concretos. Nada más equivocado. “Ovulada” es una obra que traduce la sensibilidad de una generación que ha recuperado para la poesía el rigor subversivo de golpear desde lo más íntimo.

Quietas las réplicas de la poesía urbana y los discursos neobarrosos, los escritores post dos mil, retornaron al cuerpo, a su sensibilidad social, a la defensa del género y la orientación sexual. Podremos estar de acuerdo o no con algunas de sus particularidades, lo puntual es que aquí hay un libro como la voz de una sobreviviente, un libro para resistir, para leerlo desde lo más íntimo. Y eso, en tiempos de movilización poética, es un implacable manifiesto.