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Para salir de la crisis

Fecha Publicación: 15/09/2019 - 22:10
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Voluntad política, es el primer y potente insumo que se requiere para superar cualquier crisis de gobernabilidad como la que venimos padeciendo la mayoría de peruanos. Sin embargo, dependiendo del origen de la crisis, existen otras condiciones mínimas que deben cumplirse para evitar que esta combi llamada Perú siga imparable camino al profundo abismo de la ingobernabilidad. ¿Cuáles han sido los detonantes que han profundizado la actual crisis? Antes de dar la respuesta, primero recordar que la crisis de gobernabilidad vigente nace paradójicamente de una elección democrática. El partido Fuerza Popular negó explícitamente los resultados electorales, argumentando que hubo por lo menos dos indicios de fraude. Hasta hoy recorren la alcantarilla de las redes sociales, los comentarios que afirman que los Humala impidieron el voto de los policías y militares, y que el sistema del voto electrónico fue adulterado. Ambos, dizque, fueron factores que impidieron que su lideresa asuma la Presidencia de la República. Ante ese mayúsculo e imperdonable robo, la indignación se convirtió en odio y este en venganza. Los que soñaban que esa poderosa fuerza política, dueña y señora del Poder Legislativo, se canalizaría para profundizar las reformas de segunda generación que el Perú necesitaba a gritos para darle sostenibilidad a la economía, fortalecer su institucionalidad y modernizar su asfixiante legislación, se fueron de bruces. Lo único que exhibía esa fuerza naranja con el paso del tiempo era su actitud obstruccionista. La típica piconería fraseada en “si yo perdí por tu culpa, pues te haré la vida imposible para que tú también seas un perdedor”. Esa actitud irracional provocó el clásico choque de poderes desde julio de 2016 Sin embargo, hubo tres hechos que profundizaron la crisis: las secuelas de la confesión de Odebrecht en los Estados Unidos, que develó un sofisticado pago de favores en los países donde operaba; la revelación de audios donde se exhibía el modus operandi de fiscales y jueces, en los que exhibían su desnudez ética y moral, involucrando a políticos, empresarios y gobernantes; y, finalmente, la colaboración eficaz, que ha puesto en el banquillo de los acusados a perro, pericote y gato. Hoy, ya no solo es la venganza por un supuesto fraude que alimenta la ingobernabilidad, sino la desesperación de un sector de la clase política, del sistema judicial y de la mafia mercantilista, que busca la impunidad de sus líderes, operadores y socios involucrados. Si realmente queremos salir de esta crisis de gobernabilidad sinceremos los discursos y las actitudes. El Perú requiere una voluntad política genuina y enfocada en los intereses de la mayoría, no en la búsqueda de la impunidad de unos cuantos facinerosos.