Parlamento ChatGPT y reforma al proceso legislativo

La vida transparente a la que nos obligan las herramientas tecnológicas nos debe hacer más cuidadosos en su uso, sobre todo cuando nuestro trabajo puede ser fácilmente contrastable. Muestra de ello ha sido el trabajo realizado por el periodista Martín Hidalgo al descubrir que un parlamentario estaba haciendo mal uso de la Inteligencia Artificial presentando proyectos de ley con rastros burdos del uso del ChatGPT.
La prensa también fue quién descubrió que algunos parlamentarios plagiaban textos para la elaboración de iniciativas legislativas haciendo que el Congreso adquiriera softwares anti plagio.
La pregunta es ¿por qué el Congreso debe esperar los destapes de la prensa cuando era evidente que la IA podría ser mal usada en diversos asuntos del trabajo parlamentario?
No cabe duda que la respuesta está en la falta de proactividad de los que administran el Congreso para prever estos actos bochornosos que denigran el trabajo parlamentario y socavan la imagen del parlamento.
Hace muchos años propuse que el procedimiento en la presentación de iniciativas legislativas debe cambiar para agilizarla y mejorar la calidad de las leyes.
Así, los parlamentarios deberían presentar anteproyectos de ley directamente a la Comisión Ordinaria para que ésta estudie su vialidad y de pasar este filtro recién el documento lleve una numeración definitiva de proyecto de ley.
De esa forma se eliminaría la posibilidad del “trato” político del proyecto de ley en la vicepresidencia responsable que los deriva muchas veces de acuerdo a quién preside la Comisión Ordinaria. Otro beneficio de la reforma permitiría sincerar el número de los verdaderos proyectos de ley presentados que al ser contrastado con el número de los proyectos aprobados elevaría su porcentaje mejorando la imagen del Congreso. Es decir la Comisión Ordinaria sería el “cernidor” que separaría “la paja del trigo” haciendo posible que las iniciativas legislativas tengan calidad mejorando también las estadísticas de aprobación de los proyectos de ley.
No hay duda que el trabajo congresal en sus esferas políticas y administrativas debe reestructurarse, pero sobre todo la modernización anhelada, dejada de lado hace mucho tiempo, debe empezar en la mentalidad de las personas. Existe una atmósfera densa en el trabajo parlamentario que no deja ver más allá de los problemas inmediatos dejando de lado una visión de largo plazo que evitaría tener parlamentarios artificiales. Los que brindan el apoyo al trabajo congresal deben adelantarse a los acontecimientos para evitar actos que abochornen al Congreso.

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