Participación política
Nuestra carta fundamental establece que los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos mediante referéndum; iniciativa legislativa; remoción o revocación de autoridades y demanda de rendición de cuentas; tienen también el derecho de ser elegidos y de elegir libremente a sus representantes, de acuerdo con las condiciones y procedimientos determinados por ley orgánica.
Es derecho y deber de los vecinos participar en el gobierno municipal de su jurisdicción; la ley norma y promueve los mecanismos directos e indirectos de su participación. Tienen derecho al voto los ciudadanos en goce de su capacidad civil; para el ejercicio de este derecho se requiere estar inscrito en el registro correspondiente. El voto es personal, igual, libre, secreto y obligatorio hasta los setenta años; es facultativo después de esa edad.
La ley establece los mecanismos para garantizar la neutralidad estatal durante los procesos electorales y de participación ciudadana. Es nulo y punible todo acto que prohíba o limite al ciudadano el ejercicio de sus derechos.
En el corazón de cualquier democracia vibrante y funcional se encuentra la participación ciudadana, un concepto que trasciende el simple acto de votar. Este texto constitucional es una manifestación contundente de esta idea, reconociendo y promoviendo el papel crucial que los ciudadanos desempeñan en los asuntos públicos. En las líneas siguientes se buscará profundizar en las dimensiones filosóficas y prácticas de este derecho, explorando su contexto histórico, su relación con la Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales, así como su impacto en la democracia peruana.
En su esencia, esta disposición establece que los ciudadanos peruanos tienen el derecho y la responsabilidad de ser partícipes activos en la toma de decisiones que afectan a la comunidad. Más allá de una democracia representativa, que encomienda la toma de decisiones a sus representantes electos, este texto reconoce que el poder reside en el pueblo y que la participación ciudadana debe ser una realidad en todas las etapas del proceso político.
La figura del referéndum es un mecanismo poderoso que permite a los ciudadanos votar directamente sobre asuntos cruciales. Esto trasciende la delegación de la autoridad y la soberanía popular se manifiesta en su forma más pura. Además, el referéndum garantiza que las decisiones importantes no sean tomadas en un vacío político, sino que reflejen fielmente la voluntad de la población.
La inclusión de la iniciativa legislativa ciudadana en esta disposición es un reconocimiento a la capacidad de los ciudadanos para proponer leyes que aborden sus preocupaciones y necesidades. Esto no sólo fortalece el tejido democrático, sino que también asegura que el sistema legal sea sensible y receptivo a las demandas cambiantes de la sociedad. Además, el derecho de remover o revocar autoridades y la demanda de rendición de cuentas permiten a los ciudadanos ejercer control sobre sus representantes, manteniendo la responsabilidad y transparencia en la gestión pública.
El texto en glosa va más allá de la participación ocasional en el proceso político. Al afirmar el derecho de los ciudadanos a elegir y ser elegidos, establece las bases de la representación genuina y pluralista. Además, reconoce la importancia de la participación local al insistir en que los vecinos tienen tanto el derecho como el deber de involucrarse en el gobierno municipal. Esto resalta la idea de que la democracia se construye desde abajo hacia arriba, y que la toma de decisiones debe reflejar las realidades y necesidades locales.
Esta norma encuentra respaldo en los instrumentos internacionales de derechos humanos como: la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; todos ellos reconocen la importancia de la participación ciudadana como un pilar de la democracia y un derecho fundamental. Estos documentos resaltan la necesidad de empoderar a los ciudadanos y garantizar que sus voces sean escuchadas en la esfera política.
Esta disposición también se alinea con el Convenio Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, que subraya la importancia de la participación efectiva de los pueblos indígenas en las decisiones que les afectan; esto es coherente con el enfoque inclusivo y respetuoso de la diversidad cultural, reconociendo que la democracia no puede ser plena si no incluye a todas las voces, especialmente aquellas que han sido históricamente marginadas.
El texto contenido en nuestra Constitución Política es más que un conjunto de normas legales. Es un compromiso con la participación ciudadana como esencia de la democracia y la base para una sociedad justa y equitativa; se encapsula el deseo de empoderar a los ciudadanos, permitiéndoles influir en las decisiones que los afectan directamente; al mismo tiempo, refleja el reconocimiento de que la democracia es un proceso constante y en evolución, donde la participación activa de los ciudadanos es esencial para su salud y sostenibilidad.
A medida que el Perú continúa su camino hacia un futuro democrático y participativo, esta norma servirá como faro, recordando a todos que el poder verdadero reside en las manos de la gente.
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