Pasaporte digital para los productos
Para muchos investigadores, la industria de la moda sería menos contaminante si supieran utilizar mejor la data y así lograr sus objetivos climáticos. Este sector empresarial busca llegar a ser reconocido como sostenible. Sin embargo, se conoce que cerca del 3% de la ropa que no se logra vender, al menos, en Países Bajos se incinera, lo cual causa cerca de 150 toneladas de C02 y apenas un 3% se recicla. Para este año se ha fijado el objetivo de que el 20% de la ropa debería reutilizarse hasta 2025, así que todavía queda un largo camino por recorrer.
Ante este desafío, la UE ha propuesto la introducción del pasaporte digital de producto (DPP), es decir, una forma para que cada consumidor conozca el impacto ecológico y social de los productos que van a adquirir. Esto es posible si se usan los datos de cada producto o material para hacer más transparente la cadena de suministro de la industria de la moda. Es un hecho que las marcas de moda ya cuentan con bastante data sobre materiales utilizados, impactos y transporte.
Hay que recordar que para los próximos años la producción textil aumentará significativamente a 145 millones de toneladas en 2030, por ello es necesario que tanto empresa de moda como consumidor sean responsables al momento de elegir la prenda.
El pasaporte o DPP propuesto suministrará información de la huella de CO2 y las condiciones laborales de las prendas. Su objetivo es brindar a la clientela la oportunidad de tomar decisiones informadas. Si la huella del CO2 es alto, el consumidor puede optar por ignorar el producto, cambiar de marca o simplemente no comprar.
Por ello, es importante que el cliente esté bien informado y debe empezar por conocer sobre los tejidos que se dividen según su origen: naturales (vegetales y animales que no han sufrido ninguna transformación química), artificiales o biosintéticas (si provienen de una fuente animal o vegetal y sí han sufrido alguna transformación química) y sintéticas: que proceden del petróleo y han sufrido una transformación química o polimerización).
Según Olmedo, la industria textil produce unos 80 mil millones de prendas de ropa que son adquiridas a nivel mundial en tan solo un año; 75 millones de personas trabajan en esta industria, siendo las mujeres el principal grupo de trabajadores, el 10% de la contaminación del agua en los ríos proviene de las industrias textiles, entre muchos otros factores y problemas. La autora hace énfasis en el uso de materiales como el algodón orgánico, que se cultiva sin pesticidas ni fertilizantes sintéticos y se procesa sin productos químicos. El algodón reciclado, el cáñamo y Lino orgánico o el Bambú orgánico o lino de bambú. Además, está el corcho con el cual se puede elaborar desde ropa hasta muebles.
Las empresas y marcas de moda no tienen que esperar a que el pasaporte digital del producto entre en vigor. Deben empezar a trabajar con sus datos, lo antes posible, así tanto los consumidores como el mundo se benefician. Ser responsable significa ser sostenible.
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