Pasaron raspando
El Congreso empezó con fallas de origen, ya que nació fragmentado en nueve grupos parlamentarios y terminó en doce. Ni Harry Houdini hubiera podido desatar el enredo en que estuvo el Parlamento este año y que con seguridad continuará durante los años que le restan si es que antes no hay elecciones.
La impopularidad del Congreso está tan alta como la que tiene el Gobierno; sin embargo, la responsabilidad no es solo de ellos por la falta de experiencia sino de la población que los eligió, así que, amigos lectores, es momento que ustedes empiecen a golpearse el pecho y asuman hidalgamente su responsabilidad.
El año legislativo que termina tuvo como característica el control sobre los actos de gobierno que generaron diez renuncias y cuatro censuras ministeriales respectivamente (aquí el Gobierno se las ganó a pulso nombrando malos ministros), así como dos intentos fallidos de vacancia presidencial que al final terminaron fortaleciendo al presidente Castillo. Nuestros parlamentarios al parecer no leyeron El Arte de la Guerra de Sun Tzu que dice “no enfrentes batallas que no podrás ganar”, lo que quiere decir que “solo se presenta una moción de vacancia si es que tienes los votos, de lo contrario no lo hagas porque terminarás fortaleciendo al enemigo”.
Legislativamente el Congreso aprobó ciento 84 leyes; suena bonito, ¿no? Sin embargo, el 70 % de ellas fueron dispensadas de la segunda votación (por eso la necesidad de un Senado ya que la unicameralidad fracasó, no por que el modelo sea malo, sino porque los congresistas, desde hace 20 años, no usan ese espacio para mayores debates) A esto hay que agregarle que 24 del total de leyes aprobadas fueron por insistencia, lo que significa que el Congreso no tomó en cuenta las observaciones del Poder Ejecutivo. Ahora, la mayoría de las leyes han sido de carácter declarativo, es decir, son leyes hechas para ganar el aplauso de las regiones pero que en la práctica no tendrán mayor efecto, salvo el de crear ilusiones a la población. Se crearon nueve comisiones investigadoras, y 15 comisiones especiales, que si bien algunas son importantes, la mayoría de ellas se han creado por caprichos y por tener más personal. En esto primó el acuerdo político para contentar las cuotas de poder de las bancadas. En resumen, mi nota para este año congresal es de 11.
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