Pataleta caviar
Castillo se está quedando solo y los caviares han activado su aplanadora para derrocarlo y ungir a su emperatriz, Dina Boluarte, como la próxima lagarto-intocable que les devolverá el poder perdido. El cambio de gabinete ha significado el menoscabo de las posiciones de poderío de la izquierda Gucci, de salmón ahumado y champagne. Esa es la verdadera razón de su indignación y no la designación de Héctor Valer como Premier, un individuo con supuestas denuncias de maltrato familiar que tiene las horas contadas y no podrá explicar nada, si acaso tenía algo qué decir.
La pataleta caviar no nace de una legítima preocupación por la violencia física, psicológica y acoso contra las mujeres, sino más bien de la expulsión de cargos en el Estado. La marcha golpista convocada por los caviares es por el puesto, por el poder y las lentejas desvanecidas. Allá la derecha miope que no quiera verlo y cometa la estupidez de tomar las calles con los mayores enemigos de la patria.
Esta gente jamás llamó a ‘ponerse las zapatillas’ cuando Héctor Béjar, terrorista formado en Cuba y comprobado responsable de asesinatos ocupó el premierato; tampoco cuando Iber Maraví, acusado de participar activamente en atentados de Sendero Luminoso fue nombrado ministro de Trabajo; y nada dijeron de Guido ‘Puka’ Bellido cuando declaró sus simpatías por la terrorista Edith Lagos. Y el silencio se entiende porque ninguno de ellos le arrancó la mamadera a estos parásitos vividores del Estado.
La otrora secretaria de Nadine Heredia, Verónika Mendoza -cogobernante de facto- dice que se aleja de Castillo porque éste ha dado un vuelco hacia el neoliberalismo. Ni ella se lo cree pues sería suponer que el gris Valer es la encarnación de John Stuart Mill, de Tocqueville, de von Hayek, un Javier Milei o un Santi Abascal, de Vox, España. Y pese a su discursito de bye-bye sombrero, mantiene dos fichas en el gabinete. ¡Ya pues!
Desde otra orilla ideológica, el doctor Luis Solari de la Fuente dice que “Tenemos un alma perdida en Palacio de Gobierno”. El ex ministro toledista debería ayudar a Castillo a tender puentes, más aún cuando el partido y la bancada oficialistas han dejado sin piso a su ex correligionario de Perú Posible.
Los Cerrones, Pukas y demás hierbas sostienen que “El partido político Perú Libre y la Bancada parlamentaria deslindan toda responsabilidad sobre la designación del Gabinete Ministerial, que debería ser de ancha base que permita el consenso…”. “Ancha base” dicen. ¿Acaso aceptarían a un Mauricio Mulder o a un Francisco Tudela en el premierato, a Martha Moyano en MIDIS y a un Pedro Olaechea en Economía?
El Congreso no debe gastar su bala de plata en negarle la confianza a este nuevo gabinete. A la oposición le toca repudiar la marcha caviar por la recuperación la mamadera.
¡Zánganos!
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