Pedro Castillo: el otro virus
Cuando al candidato presidencial por Perú Libre Pedro Castillo le preguntan por su íntima y muy documentada relación con el Movadef-Sendero Luminoso, se enerva y se victimiza. Otro político más que es un mentiroso descarado. Dicen que aconsejado, se pegó un ‘balconazo’ desde Máncora gritando: “no somos comunistas, chavistas ni terroristas”. Un Pinocho total.
Castillo suele no contestar a la prensa, evade las repreguntas y miente como le da la gana. Astutamente sacó al jefe de su organización, Vladimir Cerrón, de la campaña electoral. Le calló la boca para rebajar su radicalismo y todos lo aceptamos sin más. Ya no se habla de él, pese a que está vivito y coleando.
Habría que preguntarle a Castillo: ¿Qué opina del Pensamiento Gonzalo? ¿Sendero fue una desgracia para el Perú? ¿Descarta darle salida al mar a Bolivia? ¿Dejará el poder en cinco años? ¿Cerrará el Congreso al convocar a una Asamblea Constituyente? ¿Qué nacionalizará y/o expropiará primero, Camisea? ¿Cómo será su segunda reforma agraria? ¿Tiene financiamiento o asesoría de Cuba, Venezuela o Bolivia?
Detrás de Perú Libre está Evo Morales, que busca salida al mar para su país y sacar droga por el potencial puerto. De hecho los cocaleros del VRAEM lo apoyaron ampliamente en la primera vuelta electoral. Lo siguen también los mineros ilegales y la gente vinculada a la tala ilícita. En el entorno de Castillo hay varios miembros de Movadef, pero nunca darán la cara porque su estrategia es mentir, presentarse como un humildísimo profesor, pese a que hace varios años que no enseña.
Castillo dice que luchará contra la corrupción y el dueño de su partido ha sido condenado por ese delito, pero no lo fustiga. Solo en una ocasión afirmó que era una condena política. En los gobiernos regionales que lo apoyan hay enorme latrocinio pero nunca la señala. Su discurso es siempre general, evasivo, elusivo.
No puede responder a preguntas sobre la pandemia, solo galimatías. Desconoce lo que es la economía. Quiere gobernar y desprecia la democracia y la Constitución. ¿Cómo ha logrado estafar a tanto peruano de buena fe? Por eso la obligación de la prensa es desnudar su ideología, sus falsedades para que, sabiendo prístinamente quién es, voten por él si así lo desean. El desistimiento será grande.
Castillo se corre del debate, ataca cobardemente a Keiko Fujimori y luego ‘arruga’ y se hace el sueco. Nos está haciendo ‘cholitos’. Cuando amainó la violencia senderista se acuñó la frase: “para que no se repita”. Luego de 40 años de Sendero Luminoso no aprendemos la lección.
Un gobierno de Perú Libre será peor que el coronavirus. El COVID-19 nos ha afectado emocionalmente, pero no puede mermar nuestra lucidez frente a la enorme amenaza que significa un gobierno de Castillo. Para ese virus no habrá vacuna.
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