“Pensamientos de amor”
“Es simple nuestro amor/ sin estallidos/ como una de esas casas/ con helechos/ y alguna que otra rana/ intempestiva.” Así describió, Claribel Alegría, la temperatura de su amor. Sin retoricismos ni impostaciones: clara y directa, precisa. “El único amor honesto es el amor propio”, apuntaba Oscar Wilde, adelantándose a lo que décadas después se escribió en infinidad de libros que nos entregaron otra palabra para que prevalezca el individuo: autoestima. Esa categoría que aconseja empoderarnos de amor propio, es fundamental para abordar la sensibilidad. “Ama al prójimo como a ti mismo”, recomendó el Nazareno. Cito a ambos, a uno desde su prédica individual, al otro desde su prédica colectiva, porque es verdad que no se puede entregar lo que antes no nos hemos entregado a nosotros mismos. El sociólogo y poeta Víctor López García, ha tenido el acierto de reunir estos “Pensamientos de amor” para que entendamos la dimensión del mayor de los afectos. Esta apuesta por compartir qué se ha escrito sobre el amor es importante para retornar a esa acción por la que se ha determinado la historia. No hay obra de arte que no haya sido motivada por el amor, no hay novela universal a la que no cruce el amor: esto fue claro para los renacentistas, los románticos, para los autores del boom, y lo tienen claro aún los finiseculares. El amor como motivo, el amor como energía, el amor como pretexto, el amor como “inspiración”, el amor como búsqueda, el amor como éxito o derrota, el amor como teoría, como hecho material o inmaterial, es el más poderoso combustible para la construcción de la personalidad y es lo que sostiene el equilibrio de nuestras sociedades. “Amar es despojarse de los nombres”, decía el español Antonio Gala y no le faltaba razón. En la vida de los hombres el amor llega con múltiples credenciales y aunque distintos sean los rostros, la emoción será la misma: el poeta que le cantó a su primer asombro, le continuará cantando al último porque, aunque se llame diferente, el amor es el mismo. Víctor López García le ha dedicado años a la reunión de estas frases que nos devuelven al más complejo de los temas. Que estos “pensamientos de amor” calen, profundamente, en aquellos que todavía se atreven a incendiar sus corazones. No hay que olvidar lo que apuntó Salaverría: “El corazón sin amor, es una víscera cualquiera”. Gracias por retornarnos al centro, querido Víctor; gracias por devolverle su dimensión a la palabra “amor”, por detenerte en esas dos sílabas que como decía el poeta Omar Lara: “deberían repetirse más”.
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