Pepe Villalobos, el último repentista del criollismo
Año 1930. Lima era una ciudad distinta, social, urbana y políticamente; Felipe Pinglo estaba sobre los treinta y la música criolla se mostraba en círculos cerrados y entornos barriales. En este contexto, un ocho de abrilllega a este variopinto mundo don José Villalobos Cavero, y llega con una misión: cargar en su musical mochila todo un legado de cultura que viene poniendo en valor a través de los años con su voz, su espíritu percutivo y su trajinada guitarra.
Pero no es solo eso, es un ser humano con luz propia, creativo,vital, inquieto para versar,de inspiración constante, único en su tratar; es de los que suman siempre, honesto, encantador personaje, dicharachero y sabedor de una y mil experiencias. Aquel en donde la seriedad y la chispa criolla están siempre al límite. Ese es José Villalobos Cavero, nuestro tío Pepe.
En definitiva, un viejo y modernizado bastión del criollismo puro y natural, que se resiste al paso inexorable de cada jarana y que sigue diciendo presente en cuanto acto publico musical lo requiera. Decimos además que es el último gran repentista del criollismo por conservar en esencia ese modo de expresión tan genuina y rápida para decir las cosas; sean cuales fueren las circunstancias, siempre habrá un verso,una frase, una rima, una ocurrencia, una dosis de contagiante alegría en don Pepe, como cuando expresa luego de un piropo acerca de su indumentaria: “en el barrio me llaman poca ropa”; o lo que dice luego de oír: “qué buen terno tío Pepe,” “la única sensación de mi vida”.
Podríamos enumerar muchísimas ocurrencias más, que creo yo, deberían estar clasificadas por ser una forma de expresarse criollamente y con mucha enjundia y que prácticamente está desapareciendo del modismo popular. Pregunta: Tío Pepe, cuál es el secreto para conservarse tan bien, y el responde: “una sola mujer”, o cuando parafrasea a Pinglo al declamar “dicen que amar sin ser amado es osadía, pero no me convence”. Imposible no recordar aquel delirante y jocoso interludio hablado en su tema “El pobre marido”, el mismo que fue grabado en el disco compacto titulado “En su punto, Terry, Abán”, producido en el 2010: “bueno pues, pero tengo mis cualidades: coso,cocino y plancho; tejo a palito y a crochet, hago zurcidos invisibles, encandelillo bastas, abro ojalillos con tijera y con bastas; delineo cejas y, como soy curioso, tiño cabellos con oxigenta de 20 y 30; depilo con prestobarba y con cera, curo susto, mal de ojo y paso huevo de cortesía”.
La poética literaria que don Pepe propone es fundamentalmente costumbrista {festejos y zamacuecas), y eventualmente de carácter romántico {valses); géneros que domina a la perfección apoyados en su guitarra y en los patrones rítmicos del cajón,la cajita y la quijada. En lo que respecta a lo musical, nos deja un vasto y exitoso legado de música afroperuana en letra y música, y por ende es denominado El Rey del Festejo. Importantísimo su aporte en la discografía de la dupla Avilés / Cavero; con sus festejos “Mueve tu cucú”,”En el galpón”, Chinchivi”, “La comadre Cocoliche” y la zamacueca “La Carimba”, canciones que además de haber recibido la aceptación contundente del público, incentivaron al desarrollo del género y a que otros compositores dieran a luz festejos de grata recordación como Wilfredo Franco Laguna, Abelardo y Pepe Vásquez, Pepe Contreras, Mario y Freddy Lobatón entre otros.
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