Perú contra el comunismo
Perú libra una solitaria batalla contra el comunismo. Nos rodean inútiles seguidores de esa “odiología”, es decir, la ideología del odio, el fracaso, la tiranía y la falta de oportunidades.
El impresentable guerrillero del M-19, Gustavo Petro, hoy presidente de Colombia, mete su “roja nariz”, como bien la llama Keiko Fujimori, en nuestros asuntos internos. Apodado “el cacas”, por su afición a defecar sobre sus víctimas, dice que: “En el Perú marchan como nazis contra su propio pueblo”, refiriéndose a las fuerzas del orden que enfrentan sin armamento a violentos manifestantes entre los que se ha identificado a miembros de Sendero Luminosos, operadores políticos del pedófilo altiplánico Evo Morales, entre otros.
El infradotado presidente de Chile, Gabriel Boric, se despachó contra el Perú en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Buenos Aires y dijo que las imágenes de violencia en la Universidad de San Marcos, en Perú, recuerdan a “escenas de los tiempos de las dictaduras”. Para Boric, “violencia” es traerse abajo una reja para rescatar a personal de guardianía secuestrado en el campus, y desalojar a decenas de manifestantes que pretendían convertir la universidad en su hotel.
Evo Morales declarado aquí persona non grata por sus declaraciones contra el gobierno peruano, pidió un cambio constitucional con el cuento de solucionar la crisis política. Con su conocida cizaña, Morales escribió en su cuenta de twitter que el Perú “padece los efectos de la pérdida de legitimidad e inestabilidad de un Estado aparente que excluye a grandes mayorías del Perú profundo”. Una gran mentira que no se la creen ni los supuestos excluidos, que el jueves hacían largas colas en Puno, en busca de los bonos del gobierno. Pero como los billetes no vuelan y las carreteras están bloqueadas y el aeropuerto se encuentra bajo el constante ataque de terroristas, la plata no llega y ahora las esposas y madres de los revoltosos lloran. Morales está bajo investigación preliminar de la Fiscalía por sus nexos con el ingreso de armamento y balas expansivas (dum dum) que causaron las muertes de Juliaca.
El alfil de Odebrecht, el terrorista y corrupto Lula da Silva, nuevamente presidente del Brasil, ni bien cayó Castillo, cual pastor de “Pare de Sufrir” que ora ante una imagen de Fidel Castro, pidió que “todas las fuerzas políticas peruanas trabajen juntas, dentro de una convivencia democrática constructiva, la única forma capaz de traer paz y prosperidad al querido y fraterno pueblo peruano”. Sí, el querido y fraterno peruano saqueado por las constructoras brasileñas que lo bancan.
Las fuerzas anacrónicas del comunismo hambreador y podrido, de ese proyecto criminal que carga sobre sus espaldas el asesinato de más de ciento cincuenta millones de personas y la diáspora de millones de sofocados por la tiranía y la falta de libertades tienen la mira puesta en el Perú.
¡A repelerlos!
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