Perú: cuando los países se suicidan

La etología aún no encuentra pruebas fehacientes sobre el suicidio en los animales, probablemente porque estos no tienen capacidad de discernir sobre su existencia. Los seres humanos y las sociedades que integran –los países– sí optan por la autoeliminación. Las democracias, imperfectas o no, se suicidan a través del voto, eligiendo a mandatarios que con seguridad llevarán al país en cuestión al desastre perfecto.
En los últimos 30 años de democracia el Perú ha logrado enormes progresos, permitiendo a los peruanos mejorar sustancialmente sus condiciones de vida. Falta mucho por hacer y para ello se requiere crecimiento económico, inversión privada y estabilidad jurídica.
Cierto que nuestra democracia se comenzó a pervertir con el golpe de Estado de Vizcarra y el psicosocial previo en contra del Congreso que provocó odio y desprecio de la ciudadanía hacia esta institución fundamental para la viabilidad de la república. Los parlamentos no gozan de la popularidad de Jennifer López, pero no son tan satanizados como en nuestro país.
La desinstitucionalización perpetrada por Vizcarra permitió el suicidio del Perú al aceptar a un neosenderista, Pedro Castillo, como gobernante. Los líos que vemos entre Castillo, el Premier Bellido, Vladimir Cerrón y el desmadre de gobierno que vivimos ocultan el problema de fondo. Todos ellos, embroncados o no, concuerdan en un objetivo: la Asamblea Constituyente que provocará el cierre del actual Congreso y la consolidación del totalitarismo.
Hay que ser ‘opa’ (tonto) y desconocer la historia de la violencia en nuestro país para pensar que el sombrero inamovible que tenemos en la presidencia de pronto se inspire y se diga: le evitaré al Perú esta amenaza totalitaria, debo respetar la Constitución, continuar con la política económica, frenar la inflación, detener la alarmante subida del dólar, mantener al presidente del BCR y garantizar la libertad de expresión. Creer eso es aceptar que los chanchos vuelan.
Sabemos que hay empresarios y sectores políticos que buscan aislar a Castillo, alejándolo de las ‘malas influencias’. Niegan la realidad. El mandatario responde al Movadef-Sendero Luminoso. ¿O alguien cree que se encaramó en Palacio por su humildad de profesor rural? Pamplinas.
Perú Libre no tiene mayoría en el Parlamento, es posible bloquear muchas barbaridades ‘castillistas’ aunque el Congreso no lo puede todo. En diciembre habrá cambios en las instituciones militares y el Ejecutivo se consolidará más.
No es útil atacar al Congreso por los sueldos parlamentarios. Exijámosle más bien una marcación a presión del neosenderismo. Este avanza: el ministro de Trabajo, ligado a Sendero sigue en su cargo. Su próxima censura, pese a la reformulación parcial pero adecuada de la cuestión de confianza, no está garantizada. El gobierno crea medios de todo tipo, recoge firmas para la Constituyente con desfachatez. Lo dicho por Castillo en el exterior solo fueron mentiras desmentidas por nuestra nefasta realidad.

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